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Miro con atención la convocatoria elaborada por Don Carlo Ancelotti, entrenador del primer equipo del Real Madrid Club de Fútbol, para este partido contra el Athletic. Incluso con las gafas para la vista cansada típicas del cincuentón en el que me he convertido, pero no veo el nombre “Kylian” ni el apellido “Mbappé”. No los veo, ni yo ni nadie. Sin embargo, después de un verano que ha estado contaminado por innumerables comunicaciones (informaciones, chivatazos, exclusivas que se quedaron en nada) sobre el delantero empezamos esta Liga con su imagen planeando sobre el Madrid y también sobre el conjunto del campeonato español. Les voy a decir de la forma más correcta que puedo... ¡Me cansa! Me gustaría usar una expresión más coloquial que hace referencia a las partes nobles de la anatomía masculina pero la decencia me lo impide. Estoy seguro de que muchos de ustedes opinan lo mismo.

Es insultante para la plantilla que después del vergonzoso plantón de Mbappé al club blanco del año pasado su figura haya vampirizado de tal forma la atención madridista (sobre todo en los medios). Dejar libre el dorsal 9 fue un error por parte del Madrid porque alimenta las esperanzas y las fantasías. Como Santo Tomás, creo en lo que veo. Y creo en Modric, Bellingham, Camavinga, Carvajal, Vinicius, Rodrygo, Valverde, Militao, Nacho… Ellos existen. Mbappé no existe.