NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Más Neymares, menos Modrics

Dinero. Calculo que un jugador top, uno por el que se pagan locuras, ya es millonario cuando apenas ha debutado, y ya ha solucionado su vida y la de sus dos generaciones venideras al alcanzar los 25. A partir de ese punto, debe decidir: seguir jugando por amor al fútbol o por amor al dinero. Últimamente, para desgracia de Europa, se está imponiendo de manera flagrante lo segundo. Arabia es la constatación definitiva.

Lógica. Ha entrado un componente que decanta definitivamente la balanza: el bienestar del futbolista. Muchos han dicho basta. Han dado la espalda al fútbol de alta competición para vivir mejor, para no perderse la infancia de sus hijos, para poder gastar el dinero que han amasado y que ni calculan. A ninguno le gusta hacer 30 viajes al año, con sus 30 ausencias familiares, ni pretemporadas a 10.000 kilómetros, ni jugar tres partidos por semana sin saber de qué ronda son ni de qué competición. Guardiola lo denunció, pero también dijo que lo seguirán haciendo porque “lo aman”.

Tendencia. Pep sí lo ama, desde luego, pero cada vez abundan más los que no. Hasta Messi se bajó de la rueda. Neymar es el último caso. Con 31 años se va a Arabia harto, como también lo están otros que han descubierto que la vida son dos días y no tienen un respiro. Varane se retiró de la selección con 29 años. Incluso esas dos semanas de parones internacionales las gastan los futbolistas yendo a partidos insulsos en Albania o Bolivia. No lo necesitan.

Contrapunto. Ante esta proliferación lógica de Neymares, aún siguen -aunque cada vez son menos- los Modrics. Jugadores que, más cerca de los 40 que de los 30, continúan dando por el fútbol mucho más de lo que el fútbol jamás dio por ellos. Pepe, Thiago Silva, Jesús Navas… Algún día habrá que reconocer como se debe a esta especie en extinción que perdió tiempo, salud y dinero a cambio de grandeza. No es poco.

Hoy descubrimos a… Datro Fofana (2002). Ayer arrancó la Bundesliga y conviene vigilar a este marfileño que el Chelsea ha cedido a Union Berlín. No jugó apenas en Londres tras brillar en Noruega, pero su pretemporada en Alemania ha sido buena. Estímulo para un Union de Champions.