Más allá del resultado
La Real Sociedad dejó una buena imagen en Montjuïc pese a la derrota, pero sobre todo recuperó a un jugador, a Álvaro Odriozola.
La derrota en Montjuïc, a pesar de lo ajustado del marcador, deja un poso de buenas sensaciones y la certeza de que esta Real Sociedad tiene fondo de armario y carácter. La primera mitad fue un ejercicio de resiliencia txuri-urdin coronado por una actuación antológica de Remiro, cuyas tres paradas sostuvieron el empate. Incluso se logró lo inesperado con el gol de Odriozola, que entró a última hora por la baja de Aramburu. Aunque el gol culé justo antes del descanso fue un mazazo, estropeando el plan de resistencia, la imagen ofrecida en un campo tan difícil demuestra que la Real puede competir y que el trabajo defensivo empieza a funcionar cuando hay buenas dosis de concentración.
Sin embargo, más allá de la táctica y el resultado deportivo, lo que verdaderamente resonará de esta jornada son las palabras de Odriozola. El lateral, tras su gol inesperado, se abrió en canal ante los medios, sacando a la luz la angustia personal de los últimos años. Sus declaraciones: “estuve en el infierno, y cuando alguien está en el infierno sufre mucho”, humanizan la derrota y elevan la conexión emocional con el club.
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El fútbol, a veces, es solo una excusa para historias de superación. Volver al “club de su vida y a su ciudad” no es solo un movimiento deportivo, sino un regreso personal. La Real Sociedad no se llevó ningún punto de Montjuïc, pero recuperó a un jugador y, lo más importante, a una persona que estaba pasándolo muy mal. La derrota duele, sí, pero la victoria de ver a Álvaro sonreír y considerarse un privilegiado en su casa es, en este momento, lo más importante para seguir creyendo en el sentimiento txuri-urdin.
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