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Mamardashvili ha liderado la gesta georgiana

Tres estrellas

Es evidente que el milagro de Georgia, que está disputando el primer gran torneo de su historia y que logró el billete gracias a la Nations League, no se puede explicar sin las paradas de Giorgi Mamardashvili, guardameta del Valencia. Especialmente llamativo fue su segundo partido, ante una República Checa que asedió al conjunto caucásico y sólo pudo conseguir un empate a uno. Las otras dos figuras del equipo de Willy Sagnol están siendo el delantero Georges Mikautadze, que ha participado en los cuatro tantos anotando tres y asistiendo en el otro, y un Kvicha Kvaratskhelia que, tras un inicio discreto, sí rindió en la victoria frente a Portugal al nivel de su estatus como gran ídolo nacional. Lo de Mikautadze es interesante: el Ajax pagó por él 16 millones de euros el pasado verano tras verle destacar en el ascenso del Metz a la primera división francesa; tras no darle prácticamente oportunidades, lo cedió de nuevo al club galo en enero, y éste lo acabó recomprando por 10 millones tras sus trece tantos en veinte partidos. Pese a estos fantásticos números, el Metz no pudo evitar el descenso, de modo que parece evidente que va a venderlo tras el escaparate que ha supuesto esta Eurocopa y volverá a hacer otro gran negocio con él, para desesperación del gigante de Ámsterdam. Además de estos nombres propios, Georgia ha destacado por su orden defensivo. Ha usado una línea de cinco atrás en los tres partidos y ha buscado ser muy compacta por dentro. Los datos indican que ha sido el tercer equipo con menos posesión de balón de la primera fase, el quinto con menos intensidad en la presión adelantada, el que más remates ha concedido y el que debería haber encajado más goles por la calidad y la cantidad de tiros que ha recibido. Las dos primeras estadísticas hablan de su conservadurismo: será un equipo defensivo frente a España. Las dos últimas, del nivel que ha dado Mamardashvili.

Tres cambios

Tras los dos primeros encuentros en los que el equipo titular se había mantenido muy estable, Sagnol introdujo tres modificaciones frente a Portugal. La primera, en la línea de tres centrales: salió del equipo Kvirkvelia, 61 veces internacional, y entró Gvelesiani, un defensor de 33 años que se estrenó con la selección en los amistosos de principios de este mes. Su poderío aéreo —mide 1.93— fue fundamental para anular a Cristiano Ronaldo, pero además realizó varios bloqueos por abajo de mucho mérito. Fue todo un descubrimiento para gran parte del público europeo, ya que juega en la liga iraní desde 2017. El segundo cambio se produjo en el carril izquierdo: Tsitaishvili, que tiene un perfil más ofensivo, dejó su puesto a Lochoshvili, de la Cremonese italiana, que en realidad es un central. De este modo, se blindó por un costado por el que entraban tanto Diogo Dalot como Francisco Conceiçao. Finalmente, en la posición de mediocentro puro, el joven Mekvabishvili —sancionado contra España— se cayó del equipo para que entrara Otar Kiteishvili, que esta temporada ha sido elegido como el mejor jugador de la liga austríaca tras conseguir el doblete con el Sturm Graz. Kiteishvili ocupa en su club una posición más adelantada, pero Sagnol ya lo retrasó en la repesca frente a Grecia con un gran resultado. Desde entonces es fijo en el pivote, pero se perdió los dos primeros encuentros por molestias musculares. Tiene mucho criterio con la pelota.

El recuerdo del 1-7

Es cierto que España ganó en Tiflis por goleada en septiembre, lo que nos podría llevar a pensar que este enfrentamiento de octavos de final es de poca dificultad. Pero hay que resaltar algunas diferencias entre el equipo que sacó Sagnol entonces y el que va a alinear hoy. En principio sólo van a repetir cinco jugadores, menos de la mitad. Aquel partido sirvió de punto de inflexión y llevó al seleccionador a introducir cambios tanto en el dibujo como en las alineaciones. Ese día jugó con un 4-4-2 mucho más ofensivo: los dos centrocampistas de banda eran en realidad extremos —Kvaratskhelia actuó en esa demarcación y no como delantero libre como ahora—. Aquel día, Kochorashvili, el magnífico centrocampista del Levante que destaca tanto por su dinamismo como por sus recursos técnicos, no disputó ni un solo minuto. Ahora, en cambio, es clave en el centro del campo junto a Chakvetadze y Kiteishvili.

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