Como no podía ser de otra forma, el gran Luka Modric cerró la brillante Gala de los Premios AS del Deporte siendo el último galardonado para darle al evento el colofón más lustroso y emotivo. La ovación unánime y sincera que recibió del resto de invitados y premiados sirvió para que el croata entienda que su legado tras 11 años en nuestro país va mucho más allá de lo futbolístico. Modric está recibiendo ovaciones cariñosas y de agradecimiento de todas las aficiones de la piel de toro allá por donde va. El que siembra recoge. Pero que nadie lo vea como una despedida del genio de Zadar. Basta analizar su exhibición del domingo ante el Villarreal en el Bernabéu. Con su actual nivel de juego, Luka será uno de los pilares a los que se agarrará Ancelotti para poder luchar por la 15 (¿quién dijo miedo?) y la 36 (esta Liga está encarrilada y sólo el propio Real Madrid puede evitar que no haya un final feliz).

Además, no olviden que Luka tiene grabado a fuego en su corazón ajedrezado esa Eurocopa de Alemania que se ha convertido en una obsesión para el capitán de Croacia, con el objetivo de luchar por dar a sus compatriotas su primer título oficial de selecciones. Por el camino se cruzarán con nuestra querida España y con Italia, pero les anticipo que en cada partido de estos guerreros habrá más de 30.000 croatas en las gradas de los estadios alemanes. A sus 38 años, Luka tiene talento, fuerza e inspiración para luchar por todo. No imagino un futuro sin él. Ojalá este sea el primer premio de muchos... pero siguiendo como jugador en activo. ¡Luka, quédate!

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