Luis Milla como ejemplo para los Carles
Bordalás tendrá sus defectos, como todo humano, pero entre sus carencias no está la hipocresía. Si a Bordalás no le entra por el ojo un jugador no lo disimula y lo hace saber. Por las buenas o por las bravas. El pasado domingo, ante el Leganés, la alineación titular estaba plagada de mensajes. El más llamativo fue también el más directo: se acabó el proceso de pruebas y en el Getafe quien no trabaje no juega. Al banquillo fueron Carles Pérez y Sola, dos de los fichajes más ilusionantes de esta temporada. Jugadores de pie fino y tal. En su lugar salieron Yellu y Uche, batalladores incansables, guerrilleros profesionales que Bordalás ha ganado para su causa. Así que Carles (Pérez) ya sabe con quién se la juega y qué tiene que hacer si quiere jugar. Si necesita referencias que le pregunte al otro Carles (Aleñá). Ambos jugadores fueron cincelados en La Masia y por calidad técnica figuran entre los cinco que más gastan en el Getafe, pero eso no basta para jugar con Bordalás.
El ejemplo en el que mirarse es Luis Milla. Milla llegó a Getafe desde el Granada, donde era la estrella y tenía libertad para moverse por cualquier zona del campo, tocando y tocando el balón, mariposeando. Milla llegó a las manos de Bordalás y el técnico alicantino le ha convertido en un jugador completo, se ha hecho profesional con todas las letras. Presiona en bloque alto, defiende en bloque bajo, sale al corte y reparte juego. Hoy es la pieza angular del Getafe.
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