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Los viejitos vuelven a hacerlo

El sexto Clásico de la temporada valía la final europea. Fue para el Real Madrid. Igual que el año pasado, los dos grandes del baloncesto español se cruzaban en las semifinales de la Final Four. Igual que entonces, el Barça partía como favorito. Y lo mismo que en aquella ocasión, el Madrid ignoró los pronósticos para voltear el resultado hacia su lado. En 2022, los de Pablo Laso lograron remontar una desventaja de 13 puntos. En 2023, los de Chus Mateo también fueron buena parte del partido por detrás, pero volvieron a neutralizar la diferencia, que esta vez no superó los 9 puntos.

El cuarto decisivo, el último parcial, arrancó con la máxima igualdad. Un triple de Laprovittola puso el 58-58. Era el momento de los valientes, cuando quema el balón. ¿Hacia dónde rompería el desenlace? Y lo hizo hacia el Madrid, que cargó otra vez la responsabilidad en sus “viejitos”, como los llama Andrés Nocioni. La vieja guardia. Igual que sucedió frente al Partizán en el quinto del playoff, Chacho Rodríguez pidió la pelota para dirigir la orquesta, escoltado en la energía por otros dos treintañeros, Sergio Llull y Rudy Fernández, y en el juego por Mario Hezonja, que remató un buen partido, y por un gigante, Walter Tavares, que se fue a 39 de valoración. ¡Qué gorrazo le puso a Vesely en los minutos calientes!

El Chacho y la defensa, que sacó de quicio al Barcelona, volvieron a ser decisivos en otra gesta del Madrid, que se ha acostumbrado a crecerse en las adversidades. Cuando más se hablaba de la superioridad azulgrana, cuando las bajas de Deck, Poirier y Yabusele decantaban las apuestas en su contra, los blancos sacaron su habitual casta. La misma que pusieron en el asador para remontar el 0-2 ante el Partizán. Este domingo, en la final, el Olympiacos, que ha liderado la liga regular, vuelve a partir como favorito. Bueno para el Madrid. La Undécima llama a la puerta.