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Los penaltis no son la lotería que se dice

Las tandas de penaltis vienen a ser al fútbol lo que la ‘foto finish’ al atletismo, una lupa en el detalle que permita diferenciar a contendientes igualados a simple vista de ojo humano. Una fórmula para deshacer empates que otrora resolvía la moneda al aire, cosa que sí era dejar la decisión al azar. De las tandas de penaltis solemos decir que son una lotería, pero no es del todo cierto: tiende a pasar el que afronta con más serenidad el trance, lo mismo por el lado de los tiradores como por el del portero. Y tienden a pasar el trance con más serenidad los que tienen mejor pie para lanzarlos y mejor vista para detenerlos. Eso ha decidido los finalistas de esta Supercopa.

Por ‘foto finish’ pasó el Madrid ante el Valencia y del mismo modo pasó el Barça ante el Betis, así que tendremos la final proyectada, porque este nuevo desarrollo de la Supercopa se concibió para que Madrid y Barça estén siempre y a ser posible que se enfrenten en la final. Ha habido un paralelismo en el desarrollo de las dos semifinales, con sus prórrogas incluidas: ni Madrid ni Barça están en su mejor tono, no supieron hacer presente en el juego la superioridad que se les podía presumir de antemano, pero sí apareció en ambos casos en las tandas de penaltis. Ahí se notó su peso, su cuajo de clubes grandes. Las dos tandas fueron inapelables.

Finalistas por los penaltis, sí, pero no tanto por el juego. Del Madrid ya se comentó ayer que no termina de carburar, aunque al menos tenga las buenas señales de un Benzema que se va acercando a su ajuste fino. El Barça tampoco convenció. Nos dejó el destello de ese golazo de Ansu Fati, el futbolista al que no queremos renunciar, vimos a Lewandowski reencontrar el gol, pero el equipo no hizo diferencia frente al Betis. Fue llamativo el énfasis con que Xavi reclamaba a los suyos otra actitud en su fervorín entre el partido y la prórroga, consciente de que esta final le era imprescindible. El Madrid quiere este título, el Barça lo ansía.