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Los golazos de Valverde y Asensio

Dos estupendos goles arreglaron un partido del Madrid malo tirando a infame. Es raro verle jugar tan mal, incluso con tanta falta de interés, sobre todo en la Champions, su territorio favorito. Frente a un Leipzig bien colocado, motivado y rápido arriba, el equipo de Ancelotti estuvo falto de inspiración en sus artistas y acumuló fallos en la entrega. Para colmo Rüdiger dio una inquietante impresión de lentitud y de inseguridad en algunas jugadas; suerte que tenía a Nacho al lado, uno de los pocos que se salvaron. Pero el único que de verdad jugó todo el partido en sus máximos en lo que se refiere a dedicación, energía e intención fue Valverde.

A la hora de juego Ancelotti hizo comparecer a Asensio, acogido con bronca. El Bernabéu ha empezado a repudiar a este jugador por sus actitudes indolentes, su afán por irse este verano y por su rabieta del otro día en el banquillo. Pero esta vez salió como debe salir un suplente y su primera acción fue un robo esforzado en el borde del área que dio lugar a una cabalgada de Valverde tras la cual Vinicius primero y él mismo después estuvieron a punto de marcar. El gol se demoró hasta el 80′, cuando una buena jugada de Vinicius la coronó Valverde con un gran zurdazo y luego cantó el gol con alegría salvaje, consciente de que la noche estaba turbia.

Eso arreglaba el marcador. El malestar de la noche lo terminó de arreglar el segundo gol, éste de Asensio ya en el descuento al enganchar perfectamente con su estupenda zurda una falta abierta y rasa que le sirvió primorosamente Kroos. Sus compañeros corrieron a abrazarle y después él aplaudió al público en busca de una reconciliación que es de desear. El público es severo, pero no injusto: pita al que se lo gana, aplaude al que se lo gana. A veces al mismo en un mismo día, como ayer. Asensio tiene condiciones para triunfar en el Madrid, de hecho triunfó, y si le han adelantado otros no ha sido tanto por la lesión como por algunas de sus maneras.