Los aficionados del Atlético tienen ganas de ver chavales de la casa. Para el hincha rojiblanco supone una gran satisfacción que jugadores formados en las categorías inferiores triunfen en el primer equipo. Uno, que peina canas, creció con un Atlético lleno de canteranos: Marina, Julio Prieto, Quique Ramos, Clemente, Tomás... Los aficionados se sentían muy identificados con estos futbolistas, gente muy cercana, humilde, algo que iba mucho con los valores del club madrileño. Eran otros tiempos, otro fútbol, pero el Atlético también competía por títulos.
La cantera rojiblanca no tiene tanta fama como otras. Pero da muy buenos jugadores. Y el club saca provecho de ello, bien sea porque juegan en el primer equipo o porque salen traspasados. Lucas dejó 80 millones y Thomas 50. Son cantidades importantes. Ahora hay una hornada de chicos muy interesantes. Tienen calidad, son atléticos y cuentan con el respaldo de todos, tanto dirigentes como cuerpo técnico y aficionados. Se dan todos los ingredientes para que puedan hacerlo bien.
Y las circunstancias del futuro inmediato también les favorecen: el Atlético no es ajeno al resto de clubes y tiene problemas económicos para hacer fichajes de campanillas, por lo que el Cholo tendrá que tirar con lo que tiene en casa, que, por otro lado, no es poco. Si el técnico da minutos a los jóvenes, estos responden. Es la hora de los Pablo Barrios, Carlos Martín, Alberto Moreno, Sergio Díez... Simeone fue claro en rueda de prensa cuando dijo que son la sangre del Atleti. El técnico sabe lo que dice. Los chavales transmiten una ilusión que parecía perdida.