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Llorente congeló la sonrisa del Madrid

Un cabezazo de Llorente, ya en el descuento, congeló la sonrisa en el rostro de los madridistas, que ya veían a su equipo escapado en LaLiga. En ese momento, tenía al Girona a cuatro puntos y al Atlético definitivamente despeñado. Con ese gol del nieto de Grosso y Gento, el Girona queda a dos con vistas a su partido en este mismo escenario, el próximo sábado. El Atlético sigue a diez, en la práctica fuera de carrera, pero al menos le había aguado la fiesta al vecino. Por su parte, el Madrid puede agradecer que para la defensa que tenía, la pagó barata.

El Atlético dominó mucho por arriba en el área madridista, como no podía ser menos. El fútbol tiene unos duendecillos traviesos que te echan polvos pica-pica donde más molesta. Tras Militao fue Alaba, ahora Rüdiger y el parche de Tchouameni, con su quinta amarilla. La elección para acompañar a Nacho fue Carvajal, y estuvo bien por abajo, pero por arriba tuvieron oportunidades Morata, Saúl, Witsel y Savic (éste, con un gol anulado por fuera de juego de Saúl, plantado delante de Lunin) antes de que llegara el gol de Llorente. Por otra parte, al Madrid le faltó de forma imprevista Vinicius, cuyo hueco ocupó Brahim, que estuvo bien y marcó el gol.

Partido raro, desde las alineaciones. El Atlético reservó algunas piezas pensando en el Athletic y jugó una primera parte reservona, hasta que el Cholo en el descanso les reordenó y les mandó ir para arriba. La segunda mitad fue más atlética, con el Madrid saliendo casi siempre en carreras incontenibles de Valverde, una máquina, pero siempre se vio más a Lunin que a Oblak. En el área del Atlético hubo en esa fase tres reclamaciones madridistas de penalti, ninguna atendida, y el partido se cerró con ese gol de final Llorente. Un empate que ni daña ni sirve a nadie, pero que, unas cosas con otras, fue justo para lo que se vio para el campo.