Las motos se suben a un F1
La noticia bomba se anunció el 1 de abril, también conocido como el April Fools’ Day, el equivalente al Día de los Inocentes en el ámbito anglosajón, pero es cosa bastante seria para el mundo del deporte. Liberty Media, la empresa que explota la Fórmula 1, ha comprado por 4.200 millones de euros el 86% de Dorna Sports, la empresa que organiza el Mundial de MotoGP, además de otras especialidades sobre dos ruedas: Moto2, Moto3, MotoE, Superbike, Femenino… Como para tomárselo a broma.
El acuerdo, de entrada, convierte a Liberty en el gigante de las competiciones a motor, con los dos principales campeonatos universales bajo su paraguas. La empresa estadounidense ya compró la F1 en 2016 por 7.100 millones, y actualmente ha conseguido doblar su valor, en torno a 15.900, según la estimación de la revista económica Forbes. El objetivo, lógicamente, es pegarle un impulso proporcionalmente parecido a las motos, “darle una audiencia global más amplia”, en palabras de su presidente, Greg Maffei. La búsqueda de un público joven y del mercado de Estados Unidos, que este año solo acoge un gran premio de los 21 totales, en Austin.
De momento respeta la figura de Carmelo Ezpeleta, el artífice de haber elevado el motociclismo a la cúspide, pero Liberty aportará nuevos enfoques de futuro. Un posible escenario, puestos a elucubrar, sería reunir los dos Mundiales en un circuito al mismo tiempo. Un gran premio combinado. Una gran fiesta del motor. ¿Se la imaginan? MotoGP se ha montado en un F1 para crecer. Y es posible que se llegue a ese supuesto. Antes, eso sí, sería bueno reorganizar sus calendarios, que este año han hecho coincidir a los dos campeonatos en diez fines de semanas, aunque esto realmente será un detalle menor, porque lo que se busca es algo mucho más grande: la excelencia. Espectáculo y negocio. En la Fórmula 1 ha funcionado.