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Las heridas de Nadal y Djokovic

Hay que reconocer que la temporada de tenis 2022 está siendo extraña. Novak Djokovic, entonces número uno del mundo, no pudo competir en el Open de Australia por su negativa a vacunarse contra el coronavirus, un suceso que puede repetirse en el US Open dentro de dos meses. Daniil Medvedev, número uno actual, tampoco podrá estar en Wimbledon por el veto de la organización a los tenistas rusos por el conflicto bélico con Ucrania, una decisión que la ATP ha replicado con la supresión de los puntos del torneo para el ranking. Mientras tanto, Rafa Nadal, el número uno del curso, ha conquistado los dos Grand Slams del año, Australia y Roland Garros, a la pata coja. Con ese raro panorama de fondo, arranca el grande sobre hierba. Este lunes se estrena Djokovic, el vigente campeón. Y el martes lo hará Nadal, el aspirante más acreditado para desbancar al serbio en la Catedral. Los dos arrastran heridas de los meses anteriores que quieren subsanar aquí. Las de Rafa son físicas. Las de Nole, emocionales. El All England puede tener la cura.

Djokovic debuta apeado del trono, como número tres y con la perspectiva de que puede caer más, porque Wimbledon no reparte puntos. A eso hay que añadir su previsible ausencia en Nueva York. Y que Nadal, su rival directo para coronarse en la Historia, se ha elevado dos Grand Slams por delante: 22-20. Londres es un buen lugar para aliviar ese escozor. Nadal, por su lado, dependía de un tratamiento de radiofrecuencia en el pie izquierdo para conocer su futuro. De momento, funciona: “Puedo caminar normalmente cada día”. Algo tan cotidiano como andar, para el español era un suplicio. Aquí llega sin dolor y en racha, pero con la incertidumbre de cómo se le dará una superficie en la que no juega desde semifinales de 2019. Como decía la portada del domingo de AS: ‘Hay partido’.