Las emociones de Marc Márquez
A Marc Márquez le costó este sábado contener las lágrimas al mirar a su equipo desde el cajón, tras recibir la medalla que acreditaba al tercer clasificado de la esprint del GP de Valencia. Quizá sea la última vez que suba al podio con Repsol Honda, con el que ha conseguido más de un centenar, además de 59 victorias y seis títulos mundiales de MotoGP, unos números que rubrican la relación de mayor éxito en el motociclismo moderno. Márquez disputará hoy su última carrera con la casa en la que ha alcanzado la mayor gloria, casi la excelencia, y las emociones afloran en el piloto y en su entorno. El ocho veces campeón del mundo no quiere marcharse por la puerta de atrás, sino con un ‘Gracias’, como ha grabado en su casco tanto en español como en japonés. Sus palabras de los últimos días rebosan cariño: “Pase lo que pase, seré recordado por estos colores. Aquí he logrado la mayoría de mis éxitos, mis títulos, y siempre será el equipo de mi vida”.
La competición dominical decidirá el Mundial entre Francesco Bagnaia y Jorge Martín, que se ha dado una bola extra tras su novena victoria en la carrera corta, pero inevitablemente habrá otro ilustre nombre flotando en el ambientazo de Cheste. La sincera aflicción de Marc Márquez no puede tapar, sin embargo, la razón de su salida a la Ducati de Gresini: la nulidad o incluso peligrosidad de una Honda que rueda a años luz de aquella montura invencible que supo domar el catalán. Su compañero de box, Joan Mir, ni siquiera participará en el cierre del campeonato por culpa de un accidente en los libres: su 24ª caída, un récord aciago. Mir ha preferido reservarse para los test del martes, donde espera que la moto japonesa comience a remontar. Ese mismo día, Marc probará la Ducati, una imagen chocante. Pero antes le toca vivir hoy una jornada muy especial, el cierre de una época dorada.
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