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Las cuentas de Madrid y Barça

La Euroliga 2022-23 arranca este jueves sin los equipos rusos, que siguen vetados por la guerra de Ucrania, pero con un nuevo presidente a los mandos, el icónico exjugador Dejan Bodiroga; con un aumento de los premios del 17,2%, lo que se traduce en 1,7 millones para el campeón; con una previsión más alta de facturación hasta alcanzar los 100 millones; con la entrada de algún patrocinador de estreno; con la eterna aspiración de llegar a ciudades estratégicas en el punto de mira, como París y Londres, que esta temporada tendrán equipos en la Eurocup, o incluso hasta los petrodólares de Dubái; o también con el runrún del acercamiento a la FIBA, tan necesario para el baloncesto… Después de la etapa de Jordi Bertomeu al frente, con sus claros y sus sombras, hay aires de crecimiento en un torneo que ha encontrado un sistema de competición atractivo, eso no se puede negar. Y buena falta le hace, porque precisamente el debe de la Euroliga es que no genera un retorno que rentabilice el desembolso de algunos de sus principales representantes, que suman pérdidas un año tras otro.

El Real Madrid y el Barcelona, los dos equipos con mayor presupuesto de la competición, superaron los 30 millones de pérdidas en el pasado curso, en la misma tendencia de los últimos años, que por supuesto se cubren con el paraguas del fútbol. Ambos jugaron la Final Four, por lo que deportivamente cumplieron el objetivo. La razón del agujero son los altos salarios, además de la necesidad de formar una plantilla amplia y competitiva para afrontar el exigente calendario. Madrid y Barça se lo pueden permitir, porque el gasto en el basket se compensa con una inyección de prestigio. Aunque la asignatura pendiente sigue siendo encontrar la fórmula de compatibilizar el gran espectáculo con una rentabilidad económica. Mientras se cuadran las cuentas, disfrutemos. Se alza el telón.