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Laporta y la verdad

Actualizado a

La rueda de prensa de Joan Laporta para dar explicaciones sobre el Caso Negreira y contestar a las preguntas pertinentes sigue sin tener fecha. Y es tan evidente que los abogados le deben haber recomendado que cuidado con lo que dice, como que él tampoco debe saber bien qué decir. Porque la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad parece imposible. Esto no es una peli de Hollywood, sino un embrollo mayúsculo del que da la sensación que el público comienza a cansarse por repetitivo. El recurso del susto no se puede sostener indefinidamente en el tiempo porque el personal se inmuniza y acaba curado de espanto. Ni frío ni calor. Con eso cuentan los consejeros del presidente. Y con que cuele la teoría de la conspiración y el todos van contra nosotros por muy simple que sea, también.

No debe ser fácil asesorar a alguien como Laporta que además siempre se ha encargado de rodearse de fieles palmeros que actúan como guardia pretoriana. Ha demostrado sobradamente que no tolera la discrepancia y los que sobreviven en su círculo son únicamente los que rinden pleitesía al amado líder. Ya soltó aquello de que pensaba manejar el club como una empresa familiar después de la dimisión de Ferran Reverter como director general hace ya más de un año y en eso sí que no ha mentido, pero la gestión que está haciendo de la crisis y del mayor escándalo de la historia de la institución le está haciendo pupa. A él y al club.

Alguien como Laporta, tan expansivo y volcánico, con esa estela de me llevo a quien sea por delante, se muestra incapaz de dar la cara para contestar a dos preguntas fundamentales: por qué y para qué pagó al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros cuando llegó prometiendo transparencia y levantar las alfombras de Núñez y Gaspart. Me imagino ahora las reuniones que debe tener con el objetivo de preparar una comparecencia que no para de retrasar y deben ser un cuadro. Porque lo de Tebas qué malo es y la campaña ya lo ha soltado. Y si quisiera decir la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad, ya hace rato que lo habría hecho.