Lamine, Nico y Samu, el éxito que vino de África
Espero un nuevo debut en la Selección, el número 20 en la ‘era De la Fuente, que me hace especial ilusión: Samu. No es por nada especial, simplemente porque me recreo pensando en la alta probabilidad que hay de que en el próximo Mundial nuestra Selección forme con un ataque de chicos, hijos de inmigrantes africanos, cuyos padres llegaron a nuestro país en busca de una mejor vida, y cuyos vástagos representan el éxito sobre la adversidad. Tengo un chaval en edad adolescente que admira a Lamine Yamal y también a Nico Williams. Me gusta que les tenga como referencia. Porque son consecuencia del esfuerzo, el sacrificio y la esperanza. Y espero que mi benjamín, Joaquín, admire también desde hoy a Samu Aghehowa, como él quiere que le llamemos en homenaje a su madre.
Somos frontera con África, continente desde el que llegan cayucos cargados de miedo y desafección. La Selección está hoy en Tenerife, y en Canarias saben mejor que en cualquier otro lugar de la península, de lo que hablo. Por eso celebro el debut de Samuel y sueño con una delantera para Estados Unidos 2026 formada por él, que nació en Melilla hijo de padres nigerianos, junto a los otros dos chavales que ya son estrellas: Lamine Yamal, nacido en Esplugas de Llobregat hijo de padre marroquí y madre ecuatoguineana, y de Nico Williams, natural de Pamplona, de ascendencia ghanesa. Esta es la realidad de España, buena, solidaria y moderna, pero no sólo en el campo, también en las aulas, en las fábricas y en las calles.