Opinión

LaLiga de los 10 empieza con rojas

Para los anuncios, sin embargo, resulta insuperable un Mbappé-Lamine con los dieces en la espalda.

Lamine Yamal celebra su gol durante el partido de LaLiga EA Sports contra el Mallorca.
JAIME REINA
Juan Jiménez
Redactor jefe de AS. Fue colaborador en AS (2000-04) y, después de pasar por Málaga Hoy, regresó como jefe de Sección en Málaga. Delegado de Andalucía entre 2009 y 2012, colaboró en la integración digital-papel de AS en Madrid. Cubre la información del Barça y la Selección de baloncesto. Tres Juegos Olímpicos. Colaborador de SER, Canal Sur y Gol.
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Primer día de Lamine. LaLiga 2025-26 tiene fácil bautizo desde que Mbappé decidió mudarse del 9 al 10 y Lamine cambió el 19 que le ha lanzado a la fama por ese dorsal mítico que, en el fondo, ha perdido algo su esencia en su viaje por el tiempo. El 10 siempre fue una camiseta sagrada guardada para el fantasista: Pelé, Zico, Platini, Maradona, Zidane, Baggio. Ni siquiera Messi era un 10 real hasta que su fútbol evolucionó de la banda al falso 9; y, finalmente, a la construcción del juego en su época madura en el Barça. El Messicentrismo le llamaron. Mbappé no tiene nada del viejo diez. En el francés suelen acabar las jugadas, no construirse. Y Lamine todavía está empezando su camino, un regateador como hacía tiempo que no se veía. Para los anuncios, sin embargo, resulta insuperable un Mbappé-Lamine con los dieces en la espalda. El marketing gana de largo a la liturgia. A Lamine, por lo visto en el estreno, no le va a pesar la camiseta. Al minuto dos del partido de Mallorca ya se había sacado de la manga un slalom especial ante Mojica. Luego, dio la asistencia del 0-1 a Raphinha, sacó la segunda tarjeta de Morlanes y abrochó el partido con una delicatessen que anuncia otra temporada mágica. El 0-3 de Son Moix arañó algún voto más del Balón de Oro.

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VAR. Lamine adornó un estreno extraño del campeón. El Barça empezó como lo dejó el año pasado. Un rodillo. Ya ganaba en el minuto siete, pero la acción del 0-2, en la que tal vez Munuera debió parar, y las dos expulsiones de Morlanes y Muriqi, le dejaron delante un partido tan sencillo que perdió el hilo y casi hasta aburrió, algo difícil de decir la temporada pasada a las órdenes de Flick, que sigue sin estar para bromas. Firme, ha pagado los deslices de Koundé en pretemporada con la titularidad de Eric. Anoche avisó de que no quiere más partidos al 60%, aunque había sido una noche difícil de gestionar por las dos rojas. Ha sido avisar la RFEF de que el VAR será menos intervencionista, y llover rojas en la primera jornada. Algunas, seguramente inevitables como las de Gazzaniga. Pero otras mucho más discutibles. Es fácil predicar en el desierto sobre el intervencionismo o no de la herramienta, pero el VAR es muy invasivo y la tentación de meter mano, demasiado grande para el que está encerrado en la sala. Bombardeado por 700 cámaras, es fácil pensar que la jugada no es gris, sino evidente. Puede discutirse si la herramienta fue o no una buena idea para el fútbol. Pero lo que se intuye un año detrás de otro desde su aplicación es que nadie la está sabiendo domar.

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