La tristeza de Xabi
El gesto apesadumbrado y afligido del entrenador en las ruedas de prensa demuestra el sufrimiento que lleva por dentro desde hace semanas.
El rostro del entrenador del Madrid suele ser el espejo del equipo. El gesto apesadumbrado y afligido de Alonso en las ruedas de prensa, por no hablar de la imagen del final del partido en Talavera, demuestra el sufrimiento que lleva por dentro desde hace semanas. Nada queda de aquel técnico ilusionado que explicaba con vehemencia sus ideas delante de los periodistas y que parecía convencido de cada frase, de cada palabra, de cada gesto.
Ahora sus respuestas son lacónicas y escuetas, como si no tuviera energía para meterse en disquisiciones sobre el mal juego o extrañas decisiones técnicas. Contestar preguntas sobre tu posible despido inminente debe de ser agotador y así se muestra Xabi cada vez que un periodista le lanza el dardo. Hay quien insiste en que el tolosarra estaría mejor de ánimo si hubiera recibido el apoyo público del presidente, en una de esas confirmaciones que toda la vida han aventurado destituciones.
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¿Quién puede asegurar que si Florentino sale a respaldar a Xabi el equipo iba a jugar mejor? Nadie. Porque ese es el problema, el juego, que, después de seis meses, no está cuajado. La desconexión del entrenador con el vestuario, la desconfianza de los jugadores en el sistema, la falta de complicidad con determinados futbolistas, eso es lo que tiene triste a Xabi. Y supongo que a Florentino también.
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