La Sub-21 pone la proa hacia París-2024
Curioso partido el de la Sub-21 anoche, casi un antipartido. Como las dos selecciones, la nuestra y la ucrania, ya estaban clasificadas con sendas victorias, Santi Denia decidió voltear plenamente el equipo. Es algo que se suele hacer cuando se dan estas circunstancias, porque así se les da a los titulares un descanso que les puede venir muy bien ante lo que queda (cuartos, semifinal y final en el mejor de los casos) y se ofrece actividad a los suplentes, que tienden a ponerse mohínos cuando ven que pasan los días, no intervienen para nada y se sienten frustrados, pensando que mucho mejor estarían de vacaciones que calentando banquillo.
Algo hacía pensar que los que estaban sobre el campo no se sentían actores principales en el campeonato, porque aparte de apenas ligar juego vimos un puñado de fallos de grueso calibre. Salyuk le puso dos balones a huevo a Camello, que se atoró ante el meta Neshcheret; éste a su vez perdió la pelota en otra jugada cuando iba a sacar permitiendo un gol de Riquelme que el árbitro anuló porque no vio nada y pensó que había pasado algo raro, de absurdo que fue aquello. Por nuestro lado, Agirrezabala regaló un saque de peligro y entre Guillamón y Román, tercer portero que jugó un tiempo por no ser menos que el resto, regalaron un penalti por el que casi perdemos.
Si nosotros regalamos un penalti, ellos se habían automarcado antes el gol del empate. Al menos hubo dos goles buenos, el que significó el 0-1 en la primera parte, escapada de Nazarenko con centro y cabezazo imponente de Viunnyk, y nuestro 2-2, cuando ya Santi Denia había enviado titulares como quien envía al Séptimo de Caballería y Rodri coló un pase que Abel Ruiz aprovechó con gran gol que nos coloca campeones de grupo. Contra quién nos jugaremos los cuartos se sabrá hoy, tras el Italia-Noruega y el Suiza-Francia. En todo caso, España marcha en el horario previsto hacia un puesto en París-2024 y con la mirada puesta en el título.