OPINIÓN

La soledad le hace una visita a Vinicius

La soledad le hace una visita a Vinicius
JESUS ALVAREZ ORIHUELA
Juan Jiménez
Redactor jefe de AS. Fue colaborador en AS (2000-04) y, después de pasar por Málaga Hoy, regresó como jefe de Sección en Málaga. Delegado de Andalucía entre 2009 y 2012, colaboró en la integración digital-papel de AS en Madrid. Cubre la información del Barça y la Selección de baloncesto. Tres Juegos Olímpicos. Colaborador de SER, Canal Sur y Gol.
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Caída. Este lunes se entrega el Balón de Oro y en la lista de favoritos no hay ni rastro de Vinicius once meses después de que, sobre la línea de meta, Rodrigo le adelantase. Vinicius, que no viajó a la gala de París y meses después explicó que fue el Madrid quien le pidió que participase de la espantada, dejó aquel mensaje enigmático: “Lo haré diez veces más si es necesario. No están preparados”. Su curva de rendimiento, sin embargo, ha ido a menos en este tiempo. Sus números el curso pasado (22-19) se parecieron mucho a los de la temporada anterior (24-11). Sin embargo, las sensaciones fueron distintas. Peores. La llegada de Mbappé ‘contaminó’ la química que tenía con Bellingham y Rodrygo. La magia se perdió, el Madrid no ganó nada y el club ha cambiado definitivamente los estatus. La bandera del Madrid 2025-26 es el francés; y Vinicius vive una situación de crisis.

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Soledad. Xabi Alonso ha decidido que, por motivos de equilibrio táctico, uno de los brasileños no le cabe. El asunto es si debería emprender este viaje con más tacto. Por su contribución a los éxitos del club, Vinicius no es uno más. Dejarlo en el banquillo en el estreno de la Champions, más en el Bernabéu, resultó del todo simbólico. A eso se añadió la frialdad de su cambio contra el Espanyol, en mitad de la pausa de hidratación, sin tiempo para que el madridismo, tal vez, le diera un cariño en estos días difíciles. Vinicius termina contrato en 2027. El parón en su renovación, su situación deportiva y la continuidad de Rodrygo dan cabida a todo tipo de especulaciones. En Brasil, en año de Mundial, la situación se mira con extrañeza. La única realidad incuestionable es que Vinicius no es el futbolista arrebatador de hace un año. Y la sensación es que, en cuanto su rendimiento deportivo ha caído (un escenario natural en el fútbol del que sólo han estado a salvo durante muchos años Messi y Cristiano), algunos no han tenido ningún problema en empezar a dejarlo solo.

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