Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

La salida de Laporta es prestar a Olmo

Despedimos el año con el caso Olmo (y Pau Víctor, que va en el paquete y le ignoramos injustamente por el brillo de su compañero de cartel) en ‘zona Cesarini’ y lo retomamos en algo así como protocolo VAR de último minuto para repasar si en el quinto penalti de la tanda ha ocurrido algo que obligue a repetirlo. Que me temo que no. Todos estos días he estado convencido de que entre Laporta y Tebas conseguirían vestir el muñeco de alguna forma, porque lo contrario me parecía inconcebible, pero habían barrido ya tantas cosas debajo de la alfombra que no cabe una más. Ha acabado el plazo y Olmo y Pau Víctor están sin ficha.

El optimismo de acero de Laporta aún confía en una pirueta: ha rogado a la Federación que acepte inscribirles para el partido de Barbastro, de Copa, y los de la Supercopa en Arabia, pues ambas son competiciones de la Federación y no de LaLiga, para ver si mientras puede urdir algo que cuele. Pero Louzán no va a forzar las cosas con Tebas ahora que le ha puesto de vicepresidente en busca de un necesario entendimiento entre organismos que en tiempos de Rubiales fue imposible. Laporta se permite a sí mismo vivir en una permanente fábula, una especie de cuento de Antoñita la Fantástica, pero aquí se ha estrellado.

Los dos jugadores están libres y con derecho a cobrar el contrato del Barça, si lo quisieran. Olmo podría hoy abrir una taquilla y recibir ofertas de los mejores equipos de Europa, para los que es un caramelo en la puerta del colegio. Llegados aquí, la solución menos dañina para el Barça sería prestarlo hasta fin de curso a algún equipo (libre de costos, a modo de regalo) y ver si en ese tiempo consigue solventar la situación. Para ello necesitaría la colaboración del jugador en forma de renuncia a posibilidades mejores para él. Pero Laporta tendrá que intentarlo. En todo caso, ya ha quedado peor que Cagancho en Almagro.