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La salida de Benzema desmantela el ataque

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Es curiosa la facilidad del Madrid para irrumpir en el escenario incluso cuando no le toca. Esta última jornada de una Liga, en la que no le iba nada y que ha dejado como gran damnificado al Valladolid, descendido, y como gran beneficiado a Osasuna, que va a la Conference, se ha jugado entre el estruendo de la salida de Benzema, que viene a acentuar el desmantelamiento de la delantera del Madrid, de la que ya se sabían las bajas de Hazard, Asensio y Mariano. Llega así una obligada recomposición del ataque, para el que se cuenta en principio con las recuperaciones de Brahim y Joselu, ambos con un pasado como jugadores de la casa.

Hará falta más, claro, porque de momento se quedan solos Rodrygo y Vinicius. Kane o Havertz, o algún otro como referente esencial en el centro del ataque, más alguna otra pieza de banda para completar el número de seis, que equivale a tener doblados los tres puestos del convencional 4-3-3. Cuatro bajas en dos días son una enormidad, por más que dos de ellas, las de Hazard y Mariano, no afecten en la práctica, pues Ancelotti los había hecho invisibles, y con motivo. Asensio si era útil, pues aunque le falta el amor propio que el Madrid exige tiene una gran zurda que renta goles. Pero se ha cansado de jugar a ratos y espera estar mejor en el PSG.

El boquete lo deja Benzema, claro. Jugador singular, para mi gusto sobreprotegido por Florentino durante años, vivió cómodo a la sombra de Cristiano. Pero cuando este se marchó dio un paso adelante, al contrario que Bale, y acabó siendo un atacante superior, digno Balón de Oro. Los años le aprietan ya, claro, y de Arabia Saudí, nuevo Eldorado de estrellas en declive como fuera Estados Unidos en tiempos de Pelé y luego Japón, Rusia, China o Qatar, le llega una oferta descomunal. Un cierre de carrera cómodo y bien pagado en la senda trazada por Cristiano y que suponemos que seguirá Messi, y quién sabe si también Busquets, Jordi Alba, Sergio Ramos…