La revuelta
El Atleti es como David Broncano: ha pasado en pocos meses de la resistencia a la revuelta. Se ha enrabietado y ha pasado de resistir en los campos a agitar los campos. Es el gran agitador de este campeonato. Y la gran incógnita, también. ¿Cuánto durará esta fantástica racha? ¿Habrá revolución que cinco meses dure? ¿Será capaz el grupo de seguir manteniendo ese espectacular balance entre titulares y suplentes? ¿Cuánto tiempo aguantarán físicamente? ¿Habrá que hacerle una estatua en el perímetro del Metropolitano a Piñedo, preparador físico? ¿Estoy preguntando mucho?
Lo cierto es que el equipo ha vuelto a practicar, con buenísimos resultados, su otrora afamado contraataque. El Atleti fue un gran especialista en dicha modalidad, y al repasar unos cuantos goles de los últimos marcados por los agitadores colchoneros veo que muchos de ellos han llegado producto del contraataque madrileño. Así que en estos días de lotería regresamos a la lotería del contraataque. Me encantan los equipos especialistas en contraatacar. Me parece maravilloso engañar al rival adormeciéndolo un poco y de repente salir disparados en dirección a la portería contraria. Pura magia.
Así que, a pesar de lo que diga Roncero, esta está siendo una magnífica y rojiblanca navidad.
Además, da gusto ver el balance del equipo, el balance del grupo, en lo relativo a titulares y suplentes. En el último partido ante el Barcelona, dos suplentes fabricaron el gol del triunfo. Nahuel Molina asiste y Chorlo marca. El otro día escuché al gran Kiko Narváez pronunciar en la radio así el nombre de Sørloth, y así se queda para mí para siempre: Chorlo. Le ponemos la rayita cruzada en medio de la primera “o” y ya está. Chørlo.
Estamos muy vivos los que hace nada estábamos muy muertos. Yo soy uno de los que pensaba que estábamos perdiendo el tren de La Liga en octubre, lo reconozco: ni sé de futbol ni sé de ortografía noruega, Chørlo. Sigue así, hijo. Te necesitamos.
Ole ole ole, Chørlo Simeone.