La revolución de Velasco
La Selección masculina de fútbol sala, una de las más laureadas del deporte español, tocó fondo el pasado septiembre con su eliminación en octavos del Mundial ante un equipo de menor entidad, Venezuela. Nunca había cerrado un gran campeonato con peor clasificación. Aquella decepción, o más bien fracaso, situó a España en el momento más bajo de su historia. Había que buscar una solución, un revulsivo para salir del pozo. Y también la persona adecuada para liderar este cambio. La Federación ha apostado por Jesús Velasco, un técnico de máximo prestigio. Indiscutible. “Si esto no lo arregla Velasco, no lo arregla nadie”, se escucha en el entorno del futsal. Para él también supone el colofón a su carrera, después de una trayectoria triunfal en el Barça, el Inter, el Caja Segovia, la liga de Italia… De entrada, no ha podido tener mejor comienzo. El miércoles debutó en Sines con una victoria en un amistoso ante Portugal, otra potencia de este deporte, si bien también tropezó en la misma fase de la Copa del Mundo, aunque en su caso ante un oponente de mayor empaque, Kazajistán.
La revolución de Velasco había comenzado ya antes, con el anuncio de su primera lista, donde solo incluyó a un superviviente del Mundial: al tercer portero, Chemi. El resto eran todos nuevos. O casi nuevos, porque rescató a algún clásico como Chino, a quien Fede Vidal había dejado incomprensiblemente fuera del Campeonato. Así nos fue. La lógica apunta a que este grupo no será el definitivo, y a que Velasco combinará esta lista con otros jugadores del corte de Catela, Adolfo, Mellado… Su primera competición oficial será el Preeuropeo en diciembre. Ahí veremos algo más cercano a lo que propone el nuevo seleccionador. En nombres y en estilo. Aunque, por encima de todo, ya ha advertido que primará “el talento del jugador español”. Que nunca se debería haber perdido.