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La revancha de la noche de la vergüenza

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Sucedió una fría noche de enero del 2012. Bueno, no recuerdo exactamente si fue fría o no, pero sí como si fuera hoy mismo que me quedé frío, helado más bien. Una de las noches en las que más vergüenza sentí como seguidor de la Real Sociedad. Tanto es así que las malas sensaciones que me dejó aquel inolvidable 6-1 en Mallorca todavía soy capaz de sentirlas hoy en día. No he conseguido quitármelas de encima. Es más, escribiendo estas líneas vuelvo a sentir la impotencia de aquella noche de infausto recuerdo y sigo preguntándome cómo pudo pasar. Aquella vez me acosté en la cama con dolor de cabeza del disgusto que me llevé. Fue sencillamente vergonzoso.

Fue la noche del mayor bochorno en la Copa que he vivido con la Real. Y mira que veníamos de una época en la que recolectábamos fracasos coperos año tras año. Tanto que en Gipuzkoa le llegamos a llamar la ‘Poca del Rey’. O te lo tomabas con un poco de sentido del humor o no levantabas cabeza. Pero cuando pensábamos que todo eso era una historia pasada, que no se podía caer más bajo… llegó el 6-1 de Palma. Y el problema no fue el resultado en sí, que también, sino cómo se produjo. Que la Real había ganado en la ida 2-0 y se había adelantado en el marcado. Es decir, ganaba 3-0 en la eliminatoria. ¿Cómo imaginar lo que iba a pasar?

Pues pasó. Y qué impotencia. ¡Qué dolor! ¿Qué narices pasó? Aún no le he encontrado una explicación. Y miren que han pasado años. Porque es que después aquella Real Sociedad de Phillipe Montanier acabó clasificándose para la Champions. ¿Entienden algo? Desde entonces, siempre he pensado que el fútbol, que tiene mucho de caprichoso y juguetón, le iba a dar la oportunidad de resarcirse a la Real Sociedad tras aquella noche de la vergüenza. El fútbol siempre da revancha, dicen. Creía que había llegado la temporada pasada, cuando el Mallorca visitó Anoeta en octavos de final y cayó eliminado. Pero no, esa no fue la oportunidad de la venganza.

Ahora lo veo claro. La opción de olvidar para siempre aquel doloroso 6-1 copero de Son Moix (entonces denominado Iberostar Estadio) llega este año, con una semifinal en juego y un pase a la final del torneo del KO como premio gigante. Porque el camino empieza precisamente en el escenario del ‘crimen’. Y si alguna vez tiene que ser la elegida para devolver ese histórico resultado es con otro momento histórico. Éste es el instante. No hay otro. Dar un golpe sobre la mesa para que nos quede otro recuerdo copero de Son Moix, para soñar con volver a jugar otra final de Copa, para que Imanol Alguacil y los suyos sigan haciendo historia. Pero no os fieis, ahora la Real parece superfavorita, pero en 2012 también lo era, y no hace falta que repita lo que ocurrió. El camino está marcado… en uno u otro sentido. Sólo depende de ellos saber cuál escoger. No hay excusas de bajas, aunque las tengan. No hay tampoco de cansancio, aunque lo hay. La gloria espera en Mallorca. Y una revancha histórica, también.