La Real fue demasiado hueso para el Madrid
Digamos que el Madrid hizo todo lo que pudo, e incluso lo hizo bien, pero no le dio para ganar a la Real porque es un equipazo. El eje Aperribay-Olabe-Imanol ha construido un grupo formidable. Antes de visitar el Camp Nou, donde vendió cara su eliminación de Copa, la Real llevaba nueve victorias consecutivas, una barbaridad. Anoche se presentó en el Bernabéu con un extensísimo paquete de bajas, casi un equipo completo, y sin quejas ni lamentos jugó bien, por todo el campo, complicando al Madrid y buscando frecuentemente el gol, casi siempre a través de Kubo, ese japonés de cuerpo pequeño y cabeza y fútbol grandes.
Ancelotti dejó descansar a Modric y compuso la media con Valverde-Kroos-Ceballos, dejando a Camavinga de lateral izquierdo. Arriba la banda derecha fue para Rodrygo, que buscó correrías por el centro aproximándose a Vinicius. Cuando se acorta la distancia entre ambos pasan cosas, merece la pena explorar más esa posibilidad. Lástima que Benzema sigue por debajo de su mejor versión, porque con los tres inspirados aquello hubiera sido un festival. El Madrid llevó el partido con buen ritmo, pero la Real nunca estuvo claramente por debajo. Y su defensa fue muy competente para cerrar las rendijas, no por acumulación, sino por talento.
Y cuando hizo falta intervino Remiro, ese chico que tiene planta, rostro y casi nombre de rey leonés de la Edad Media. Le sacó un mano a mano espléndido a Vinicus, que estuvo menos a los líos y más al juego. Lío en todo caso dejó el partido porque Melero López vino a cebar el comunicado de Gil Marín perdonando una segunda amarilla de catálogo a Nacho cuando quedaba aún mucho rabo por desollar. Ni con esa indulgencia pudo el Madrid doblegar a la Real, con lo que se queda a cinco puntos del Barça. A ambos les queda un partido colgado para cerrar la primera vuelta. Se jugarán esta semana: Betis-Barça el miércoles y Madrid-Valencia el jueves.