La pretendida transparencia del VAR

Empatía es la palabra de moda en el CTA. Medina quiere que sus árbitros sean ‘empáticos’, pensando que eso puede servir para aflojar tensiones. Curioso, dado que este CTA ha fruncido el ceño durante años con el más ‘empático’ de nuestros árbitros, el sobón y numerero Mateu Lahoz, al que por otra parte yo no soportaba. De los árbitros no se espera que sean simpáticos, sino que piten bien. Y hay un atávico recelo contra ellos. Recuerdo un dicho muy común de años atrás, que parafraseaba al Catecismo: “Los enemigos del hombre son tres: el árbitro y los linieres”. Nada de mundo, demonio y carne, como decían los curas.

Avanzando en la empatía, o inaugurándola, se ha decidido dar a conocer los breves diálogos entre sala VOR y árbitro de campo, que ya llamamos así en lugar de árbitro a secas, como debía ser, y acabaremos llamando árbitro secundario, que es en lo que se está convirtiendo. La noticia despierta una emoción que no comparto. Para empezar, se podrá escuchar al día siguiente, no en directo. Para seguir, creo que no escucharemos nada interesante, y menos aún algo que nos aclare cuándo y por qué se activa el dichoso procedimiento. Cómo se dibuja la sinuosa y variable línea roja que separa lo ‘claro y manifiesto’ de lo que no lo es. Porque ahí está el quid de la cuestión.

Ahí y en el no resuelto caso Enríquez Negreira, bajo cuya presencia como vicepresidente del CTA y beneficiario del sucio dinero de cuatro presidentes del Barça, entre otros el actual, hicieron íntegramente su carrera quienes ahora dirigen el organismo. La credibilidad del arbitraje español tiene clavado ese puñal y no veo remedio para ello. Y menos en tiempos en que se ha introducido tanta confusión en el Reglamento y se ha incorporado el bochinche del VAR, que ha venido a meter más confusión en la confusión. Escuchar al día siguiente las simplezas que se digan el árbitro de intemperie y el bajo techo, que hablan sabiendo que se va a difundir lo que digan, no servirá para mucho.