La presión es para Djokovic
La catedral de la hierba tendrá la final más deseada: Novak Djokovic contra Carlos Alcaraz. El campeón contra el aspirante. El número uno histórico contra el número uno de la ATP. El dominador de una época contra el fenómeno emergente que pretende dominar la próxima. Wimbledon vuelve a poner sobre la pista un duelo de generaciones, como el que se vivió hace un mes en las semifinales de Roland Garros. Entonces, la tensión pudo con Carlitos, en un choque en el que se le había colgado injustamente la etiqueta de favorito por la racha victoriosa que arrastraba en la temporada de tierra. Esta vez también llega con un aura de ganador desde su éxito en Queen’s, pero la situación es muy distinta. Aquí, en All England, el hombre a batir es Djokovic, siete veces campeón del torneo, tres de ellas batiendo a Roger Federer en su jardín.
Este domingo es Nole quien puede ganar su 24º Grand Slam, con lo que empataría con Margaret Court, la última cumbre estadística que le falta por hollar, y su octavo Wimbledon, con lo que igualaría al monarca Federer. En esta ocasión el favorito indiscutible es Djokovic, y sólo sobre su raqueta recaerá la responsabilidad y la presión. Únicamente el serbio puede salir derrotado de la Central. El español no tiene nada que perder. Rafa Nadal no levantó este trofeo hasta su tercera final. Esa es una diferencia vital con respecto al partido disputado sobre el albero de París, porque esa liberación permitirá a Alcaraz salir a divertirse, a jugar, a desplegar su aprendizaje sobre la hierba, a exprimir su talento… Y eso sí puede llevarle a la victoria. ¡Fuera mochilas cargadas de piedras! Carlitos está preparado para el desafío. Su choque de semifinales frente a Daniil Medvedev, el número tres del mundo, a quien zarandeó con un triple 6-3, es su mejor credencial. Novak es el rey, sí. Pero el príncipe Carlos está listo para heredar.