La misma España olímpica
El Comité Olímpico Español celebró este miércoles su Gala anual. Como en cada año con celebración de Juegos, los deportistas protagonistas estuvieron muy presentes en la fiesta. Por allí desfilaron medallistas de París 2024, como broche a un ciclo olímpico que creó unas expectativas muy elevadas, solo cubiertas en parte. El 1 de enero empezará una nueva olimpiada, camino de Los Ángeles 2028, que volverá a levantar las ilusiones. Habrá que analizar para entonces dónde se falló en la última cita. Seguro que ya se está haciendo. París se cerró con 18 medallas, solo una más que en Río 2016 y Tokio 2020. La mitad fueron de bronce, aunque los cinco oros ayudaron a remontar en la tabla hasta la 15ª plaza. Las previsiones del CSD y del COE apuntaban más alto, incluso daban por hecho que por fin iba a caer el muro de las 22 medallas de Barcelona 1992. Tanto se repitió, que luego nos vino el bajón.
Es cierto que muchos podios se quedaron en la orilla: la lesión de Carolina Marín, el naufragio del 470 mixto en la Medal Race, el desacierto de Fátima Gálvez y Mar Molné en la final de tiro tras liderar la primera fase, el batacazo de Jon Rahm, el bronce perdido por la Selección femenina de fútbol con penalti fallado… También se esperaba algo más de disciplinas como el taekwondo, o incluso se nos quedó corto el piragüismo. Pero el deporte de élite es así, siempre pasan cosas que te pueden bajar del cajón. Igual que hubo sorpresas como la de Pau Echaniz y el 3x3. Unas suelen compensar otras. Pero el cálculo no se cumplió. La primera tentación es recordar que otros países tienen más inversión. Eso es tan verdad como que en este ciclo se repartió mucho más dinero, con 51 millones del programa Team España Élite que no se reflejaron en el medallero, aunque sí en los diplomas. España lleva anclada en resultados similares tras Barcelona. Quizá lo que toca cambiar es el modelo deportivo.