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La mentalidad de la Real

El triunfo de la Real Sociedad en Vallecas fue especialmente meritorio y definió la fuerza mental del conjunto de Imanol Alguacil. Es una de esas victorias a las que se da menos importancia pero que revelan una estabilidad emocional y una consistencia complicadísimas de alcanzar para conjuntos que no forman parte de la gran aristocracia europea. Pensemos en ello: el cuadro donostiarra salta al campo del Rayo, una cancha especialmente incómoda para cualquier visitante, habiendo conocido 24 horas antes que el miércoles siguiente le espera un partido de cuartos de final de Copa del Rey en el Camp Nou. No sólo eso: sabe que en una semana visitará el estadio del Barcelona y el del Real Madrid, ya que ese es su siguiente compromiso liguero. Y se mide al conjunto de Iraola, que es pura intensidad, que es uno de esos equipos que no te permite ni una pizca de relajación, sin dos de sus joyas del centro del campo: el sancionado Zubimendi —¡qué jugador!— y Mikel Merino. Además, Imanol decide dar descanso a Kubo, que había sido el mejor siete días antes en el derbi ante el Athletic. Da la titularidad a Barrenetxea por primera vez esta temporada en Liga y al joven Pablo Marín. Había muchos ingredientes para pensar en un tropiezo (el foco en otro lado, las bajas…), y sin embargo la Real se llevó el partido con solvencia, acabando incluso en los últimos 25 minutos con otros tres chavales en el campo (Olasagasti, Ander Martín y Robert Navarro): 0-2 final y ya van nueve victorias consecutivas sumando todas las competiciones. Ganar en días como este es lo que define a los equipos grandes.

Por si le faltara algo a esta exposición, fijémonos en las dos asistencias que ha firmado David Silva en los dos últimos partidos ligueros. Tanto en el 2-0 de Kubo frente al Athletic como en el 0-1 de Sörloth del sábado es él quien recupera la pelota en la salida de balón del rival. Silva, campeón del mundo, de Europa, de la Premier, mito de nuestro fútbol. Podría estar de vuelta de todo, pero se implica en la presión y en el robo. Este compromiso suyo habla maravillas de la implicación que Imanol ha conseguido en todo el colectivo.