La Opinión

La generación impredecible de España

NEW YORK, NEW YORK - SEPTEMBER 07: Carlos Alcaraz of Spain celebrates with his trophy being sprayed with champagne by his team in the locker room after defeating Jannik Sinner of Italy during their Men's Singles Final match on Day Fifteen of the 2025 US Open at USTA Billie Jean King National Tennis Center on September 07, 2025 in New York City.   Clive Brunskill/Getty Images/AFP (Photo by CLIVE BRUNSKILL / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP)
CLIVE BRUNSKILL
Javier Sillés
Subdirector de AS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, empezó en 2011 en la sección del Real Madrid como becario. Después pasó a AStv, donde ejerció la función de editor jefe hasta 2021 y como jefe también de la sección de infografía. En 2021 fue nombrado de redactor jefe de fútbol y en 2022 ascendió a subdirector de AS.
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Se sabe de la dimensión de una obra cuando los lunes son menos lunes. Algo así sucedió ayer, todavía con el regusto feliz del asalto al US Open de Alcaraz y de la fabulosa victoria de España en Turquía. Hay un hilo conductor en el éxito de ambos, que no es otro que el gen de la imprevisibilidad. Empezando por el tenista, su juego imaginativo y divertido, al que ha añadido madurez y empaque, es el contrapunto perfecto a la rutina de Sinner.

Alcaraz desarmó al italiano por distintas razones, con el saque como elemento destacado, pero la lectura que dejó la final apunta a que en el trance decisivo la genialidad resulta diferencial. De alguna forma, en su sesudo análisis de lo sucedido en la Arthur Ashe, Sinner vino a reconocer que “Carlos te obliga a salir de tu zona de confort”. “Voy a intentar, aunque suponga perder algunos partidos, hacer cambios, ser un jugador más impredecible”, expuso el italiano. La derrota nunca conviene, pero a veces rehabilita y sirve de estímulo futuro. A eso parece que se agarrará Sinner para no entregarse a la superioridad creativa de Alcaraz.

En un deporte colectivo, la Selección también disfruta de talentos únicos que le aproximan al Mundial, con las precauciones lógicas, como la principal favorita. Lo relevante es el equipo, pero tener a futbolistas como Pedri o Lamine ofrece un crédito privilegiado. A eso se une la irrupción de Huijsen, el saber estar de Zubimendi, el desborde de Nico Williams o la consolidación de Oyarzabal —cuatro goles y cinco asistencias en 2025— como motivos de confianza, a la espera también de la competitividad de Carvajal y el orden de Rodri.

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La calidad de España está fuera del alcance de las otras selecciones y los genios abundan en sus alineaciones. Como muestra, los 38 segundos y 15 pases que derivaron en el 0-2 de Mikel Merino en Konya. Una pieza de museo increíble.

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