La extraña desaparición de Casadó
Marc Casadó fue seguramente el mejor mediocentro de la primera vuelta en La Liga...

Marc Casadó fue seguramente el mejor mediocentro de la primera vuelta en LaLiga. Su convocatoria para la Selección española absoluta como suplente de Zubimendi, con Rodri lesionado, estuvo totalmente justificada. Sin embargo, en las últimas semanas se ha evidenciado su pérdida de protagonismo en el Barcelona. Y no parece haber hecho ningún demérito para ello.
Es lógico que a Hansi Flick se le discutan pocas cosas teniendo en cuenta los resultados de su equipo y lo atractivo que está siendo el juego azulgrana en la mayoría de los partidos. Como el cómputo general de su gestión es muy positivo, las pequeñas decisiones controvertidas son motivo de un escrutinio menor. Incluso cuando éstas, como el caso que nos ocupa, perjudican a un producto de la cantera valoradísimo por toda la afición y favorecen a un futbolista que ha sido muy cuestionado tanto por el público como por la crítica. Ante el Atlético, cuando quiso realizar una modificación conservadora, Flick eligió a Èric Garcia en los últimos minutos y no a Casadó, algo llamativo si tenemos en cuenta su rol en la primera parte de la temporada y el gran nivel que dio en aquel periodo.
Contó Sique Rodríguez en El Larguero que los técnicos consideran que a Casadó le falta un poco de calma y le sobra ímpetu. Y que esa es la razón por la que, en fases en las que conviene aportar pausa, no es el elegido. La explicación puede tener sentido, pero también podría hacerse la lectura desde otra óptica. En un equipo que va con todo hacia adelante, que arriesga extraordinariamente en la altura de la línea y en la presión adelantada, ¿no es especialmente útil un jugador con la intuición defensiva y la inteligencia posicional de Casadó para cortar posibles contragolpes? ¿No había encontrado el Barça una pareja extraordinaria, con un reparto de roles claro y provechoso, juntando al joven producto de La Masia con un Pedri sobresaliente? La decisión será juzgada, como siempre, en función de los resultados. Pero no cabe duda de que, si en algún momento son malos, esta cuestión será la primera que se pondrá encima de la mesa.
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