La doble despedida
Los deportistas de élite tienen el privilegio de despedirse dos veces, la primera de ellas en vida, lo que les permite palpar el cariño que han generado a su alrededor. Hay quien, desde un prisma más catastrofista, dice que el deportista muere dos veces, por el vértigo que produce la retirada. Yo prefiero quedarme con la primera versión. Con el homenaje del primer adiós. Los últimos días del año son las fechas más propicias para recordar ambos casos. La retirada más ilustre de 2024 ha sido, sin duda, la de Rafa Nadal, que ha liderado un desfile de deportistas que, acompañados de más de una lágrima, han anunciado este año su salida del deporte: Marc Gasol, Iniesta, Rudy, Chacho, Muguruza, Jesús Navas, Kroos, Gómez Noya, Álvaro Martín…
La segunda lista es más extensa y genera bastante más tristeza. No solo por la ausencia definitiva, que ya sería suficiente razón, sino porque muchos casos se evaporan inadvertidos por el implacable paso de las generaciones. Con el avance voraz del calendario, decrece en la memoria el impacto de nombres que marcaron la historia del fútbol como Beckenbauer, Neeskens, Menotti, Zagallo, Brehme, Duckadam, Riva, Schnellinger, Schillaci, Eriksson... Sus imágenes nos llegan amortiguadas por el tiempo. Ya no digamos la de mitos de otros deportes. Como los ciclistas Van Looy, Geminiani, Wolfshohl, Massignan, Daems, Carlesi… O los baloncestistas West, Walton, Mutombo… O los atletas Carmen Valero, Mariano Haro, Józef Szmidt… O el tenista Neale Fraser…
Recuerdo un comentario que le escuché una vez a un compañero periodista cuando estaba editando la noticia de una vieja gloria: “Haber sido tan grande para acabar en un breve”. Ese es muchas veces su destino mediático. Al menos, en estas fechas de final de año sí paramos un momento para recordarlos. Que tengan ustedes un Feliz 2025. Sin olvidar nunca a los que construyeron el camino.