La desesperación de Xavi
Xavi Hernández se marchó de vacaciones después de perder contra el Villarreal diciendo: “Ahora llega el trabajo de los despachos que es más importante que el del campo. Tenemos que cambiar muchas cosas, muchísimas”. Un mes después se ha reunido con Mateu Alemany y ha salido tan desesperado que nos hemos enterado todos porque él quiere que se sepa que esto no es lo que le habían prometido. Y no piensa dejarlo pasar.
Xavi ya sabe que iniciará el próximo lunes su primera pretemporada como entrenador sin ninguno de los cambios hablados, pactados y consensuados con la cúpula deportiva del club. Y que si el asunto no funciona no tendrá la red, la excusa, de haberse hecho cargo del equipo a mitad de temporada. Esta vez la responsabilidad también es suya, pero si no hay sorpresa de última hora en cinco días verá a jugadores a los que él en persona les recomendó que se buscaran equipo como Umtiti, Riqui Puig, Braithwaite y Mingueza. Y si no se activan las palancas no tendrá los fichajes que él quería y teme incluso que el que ya está apalabrado, Lewandowski, se termine cansando de esperar a que Joan Laporta haga su trabajo. Porque lo de dejar los deberes para última hora y venderlo luego como un triunfo es marca Laporta desde que llegó al club, pero hasta a sus fans más entusiastas les está dejando de hacer tanta gracia como solía y confiaban en que hubiera un plan. Tiempo ha tenido y la excusa de la herencia recibida empieza a sonar a disco rayado.
Que la situación era crítica ya se sabía y él se ha encargado de remarcarlo; que era él quien debía solucionar la papeleta y sigue improvisando es una evidencia. Xavi hace rato que se ha dado cuenta y no parece dispuesto a callarse porque su reputación también está en juego. Por lo pronto, ya sabemos que está muy decepcionado después de reunirse con Alemany. Y lo sabemos porque él lo ha querido y presionar públicamente a Laporta es lo único, y lo último, que le queda.