La década prodigiosa de Peter Pan

Apunto de cumplir las 37 primaveras, se cumplen 10 años de la llegada al Bernabéu de uno de los mejores centrocampistas de la Historia. Mourinho no es ni será santo de mi devoción, pero hay que reconocerle el mérito de la insistencia que puso en vestir de madridista a un tipo que ya es leyenda. El croata escogió al Madrid para convertirse en referencia mundial y una década después recoge los frutos. Sin hacer ruido, siempre con el talento por bandera, se ha metido en el bolsillo a compañeros, directiva y afición desde su primer día de blanco.

Alejado del prototipo de futbolista altivo y extravagante, el croata sólo ha acaparado portadas y reconocimiento por su calidad y profesionalidad. Con la mayoría de sus compañeros de quinta contando billetes y disfrutando de la vida, Lukita sigue manteniendo una ambición solo al alcance de los competidores más grandes. Los que más cerca están de él en su día a día alucinan con la manera en la que mima su cuerpo para que su infinita calidad siga deslumbrando. No le cabe un solo trofeo más en el salón, pero mantiene la sonrisa y el brillo en los ojos del que sabe que está saboreando al máximo el tramo final de una carrera para enmarcar. Sus celebraciones en las remontadas de la pasada Champions están ya para siempre en la retina de las grandes imágenes de la Historia del Madrid.

Modric hace ya mucho que no juega por dinero, juega por el placer del que siente pasión por su profesión y respeto por el escudo. Disfrutemos hasta que dure del tipo con pinta de vecino del 5° de cualquier barrio obrero de una gran ciudad que se ha convertido, de pleno derecho, en uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos.