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La Copa vuelve a ser mágica

El emocionado abrazo entre Alberto Díaz y Darío Brizuela, nada más acabar la final de la Copa, nos transporta al último Eurobasket para recordarnos que los milagros existen en el deporte, gracias a que existen tipos como ellos. Nadie apostaba hace cinco meses por el éxito de la Selección en Berlín, pero un grupo unido, convertido en una familia, y dirigido por un genio en el banquillo, Sergio Scariolo, consiguió tocar el cielo. El título conquistado este domingo por el Unicaja de Málaga se parece bastante a aquello. Esta vez el genio se llama Ibon Navarro, el responsable técnico de conducir al equipo andaluz a lo más alto frente a plantillas más fuertes. El Unicaja no sólo ha ganado la Copa del Rey, que el club había acogido una única vez en sus vitrinas, en 2005, precisamente con Scariolo de entrenador y con Jorge Garbajosa en la cancha; sino que lo ha hecho de forma heroica, con dos victorias consecutivas ante el Barcelona y el Real Madrid, un hito que nadie había realizado en la era ACB, y cuyo precedente se remontaba al lejano 1953.

La victoria ante el Tenerife, también meritorio finalista, puso el colofón a una de las historias más bellas del baloncesto reciente. Como lo había sido el Eurobasket. El pelirrojo Díaz es talismán. A las órdenes del mago Ibon estaba la fuerza del grupo. La declaración de Brizuela en pleno festejo desvela el secreto: “En mi vida he estado en un equipo donde la gente se quiera tanto”. Eso ha servido para que este Unicaja haya ensamblado a diez jugadores nuevos, para que haya superado importantes ausencias y notables contratiempos... Cuando un equipo es una familia, y vuelca su destino en la solidaridad y la fe, todo sueño está al alcance. Por eso Málaga vuelve a soñar… Y la Copa ACB, después de 13 años de dominio del Barça y el Madrid, recupera la esencia que la hizo grande. Ha tenido que ser en Badalona, una cuna del basket, donde la Copa ha vuelto a a ser mágica.