La Copa Catalunya que sueño
Daría la posibilidad de que nuestros equipos humildes puedan enfrentarse a las estrellas
La temporada pasada, con la clara intención de potenciar una Copa Catalunya con un formato renovado, la Federació Catalana de Futbol logró reintegrar en la competición a los equipos de Primera División, que la habían jugado por última vez en 2014. La idea, sobre el papel, era preciosa, ya que se había dado entrada también a los campeones de todos los grupos de todas las divisiones regionales, incluida la más baja: habría muchas historias de pequeños contra grandes, que son las que alimentan la mística de los torneos coperos.
La realidad, sin embargo, chocó contra ese sueño: pese a que los clubes de la máxima categoría entraban directamente en semifinales y sólo tenían que jugar un máximo de dos partidos, no había fechas disponibles. Se acabó disputando un Espanyol-Barça totalmente descafeinado en la Ciutat Esportiva Dani Jarque, con el conjunto periquito presentando un once repleto de jugadores del filial de Segunda RFEF y el cuadro culé mayoritariamente con juveniles e incluso algún cadete -ya que el Barça Atlètic tenía un duelo crucial por la permanencia dos días después-. Manolo González se sentó en el banquillo local, pero en el visitante estuvo Sergi Milà y las propias redes sociales del club azulgrana vendieron el partido como un Espanyol-Barça Atlètic. La goleada fue sonada, pero pudo ser aún más histórica: 4-0 a la media hora y 5-0 como resultado final. A efectos oficiales, porque así lo estipulaba el reglamento de la competición, el que había sufrido el humillante resultado era el primer equipo del Barcelona, y las crónicas en los periódicos, con aquel marcador, fueron feas para la imagen del club. Encontrar fechas para la final fue otra odisea y se acabó disputando durante la pretemporada de este último verano y, con ambos equipos con jugadores de la primera plantilla, el Girona se impuso por penaltis al Espanyol en la Nova Creu Alta de Sabadell.
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Después de aquel fiasco, el reglamento de esta temporada ha estipulado que los clubes profesionales serán representados por sus equipos filiales. La vida parece ir en una dirección opuesta a la de potenciar lo local. Pero en mi mundo ideal, el Barça juega la Copa Catalunya con su primer equipo y su ejemplo hace que todos los demás la vivamos con un gran entusiasmo ante la posibilidad de que nuestros equipos más humildes puedan enfrentarse a sus estrellas.
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