La Conference League coge vuelo
De reciente aparición en nuestro panorama futbolístico, la Conference League ha prendido rápido. Se trata, caray, de un título europeo, que aunque sea el tercero se celebra a lo grande cuando se gana y produce inmensa pena cuando se pierde. Acaparada la Champions por los grandes grandísimos, buenas sean la Europa League y esta Conference League que permiten asomar la cabeza a clubes a los que el ático del fútbol les está vedado. Vivimos con júbilo el título del Sevilla la semana pasada, y con el mismo júbilo vivieron los hinchas del West Ham su título anoche ante la Fiorentina, que quedó arrasada tras su tardía derrota.
West Ham y Fiorentina tienen historia, ambos ganaron la vieja Recopa. El West Ham contribuyó con el capitán Bobby Moore, el delantero Geoff Hurst y el extremo Martin Peters al único Mundial que ha ganado Inglaterra. La Fiorentina fue el equipo del gran Antognoni, arquitecto de la Italia que se llevó el Mundial de España aunque faltara a la final. Para clubes así, o para otros con menos rango histórico pero con la ilusión de pisar Europa como nuestro Osasuna, se creó esta competición que completa un amplio calendario europeo que mueve ya 230 clubes a lo largo de muchos meses. Cada uno en su nivel, todos con el mismo afán de superación.
Lástima que el partido, resuelto por un pase luminoso de Paquetá a Bowen, fuera manchado por los ‘hooligans’ ingleses situados en un córner a los que les dio por arrojar vasos y un mechero, alcanzando a Biraghi, al que provocaron una brecha. ¿Qué hacer en este caso? El protocolo dicta lo que hizo Del Cerro, advertir. Y si hay repetición, suspender. ¿Y si los jugadores de la Fiore se hubieran retirado? Pues le habría caído una patata caliente a la UEFA. No pasó, pero aquello dejó un pésimo sabor de boca en un partido correcto, manejado por dos medios centros de fuste, Amrabat y Rice, y cargado de emoción hasta que Paquetá frotó la lámpara.