La batalla de Múnich
A la espera de que el calendario fije la revancha europea con el Liverpool, donde el Barça perdió con estrépito su dignidad imperial, nos llega de primeras esta otra esperada cita con el Bayern, que certificó también con estruendo la decadencia a la que nos llevó Bartomeu, como si fuese uno de esos Austrias menores. Así caen los imperios, con estrépito. No puede ser de otra manera. Tanto el 4-0 de Anfield como el 8-2 de Lisboa ante el equipo alemán se ajustan a la imagen ideal que se le supone al fin de una era gloriosa, como le sucedió a la España imperial en Rocroi, a Inglaterra en Gallipoli o a Francia en Indochina.
Ahora que asistimos al reajuste de los imperios en la geopolítica mundial, el fútbol procede también al reequilibrio de sus dinastías. Mientras Madrid, Bayern, Liverpool y otros clásicos mantienen el pulso frente a los emergentes imperios financiados por el Golfo Pérsico, el Barça ha tenido que recurrir al endeudamiento para superar la bancarrota heredada. También el imperio español vendió por adelantado los asientos de los barcos con la plata americana para tratar de mantener su posición de dominio, aunque ya sabemos cómo acabó aquello. Ahora la plata no viaja en barco sino en plataformas digitales. Esperemos que llegue a buen puerto y que Múnich sea la primera parada.