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La balada del Café Kutz

“¡Pero si nadie sabe qué es eso de ‘osasuna’!”, cuentan las crónicas, y el sensacional libro del centenario del club, que se escuchó en la pamplonesa Plaza del Castillo al escoger nombre con una palabra vasca para un equipo nuevo al que el destino tenía destinado ser el más grande del fútbol navarro. “Pues ya lo sabrán”, se zanjó el debate en 1920.

Estuvo a punto de ser Indarra, fortaleza, pero en la tertulia del Café Kutz, con poco dinero, pero mucho amor, primó ‘la salud’, con ese artículo incluido en la expresión en euskera que también distingue a este club atlético. Rojo rojillo tirando a ‘gorri’, casi (vino) rosado de Navarra, todos los tonos del color de la bandera foral conviven en su alma.

Como el Valencia del Bar Torino, cuya balada resuena en el inolvidable libro de Rafa Lahuerta, o, como el propio fútbol, en la Freemason’s Tavern de Londres, larga vida a las historias de los clubes que nacieron de reuniones de ambigú.

Celebrados los primeros 100 años de historia, acariciando puestos europeos y ante las sextas semifinales de Copa de su historia de la mano maestra de Jagoba Arrasate, con el filial (el Promesas, he ahí otro nombre casi angelical, y, éste sí, con artículo determinado) luchando por ascender a Segunda; con un estadio, el gran Sadar, reluciente y remozado (espero que alguien conserve aquellas cadenas de Sancho el Fuerte del exterior), amplificado siempre por una afición que imprime carácter al club de la tierra, Navarra, que más futbolistas de élite ha dado en el fútbol español en proporción a su (pequeña) extensión y (poca) población, Osasuna renueva esa etiqueta de club único.

Ante la presión del Athletic, que lo considera su huerta propia, a apenas 85 km de San Sebastián, donde la Real tiene otro modelo de éxito; Osasuna, que juega siempre con el ímpetu de un clásico equipo inglés que se hubiese instalado en el Sur y apunta como club moderno a organizarse cual Villarreal del Norte, es un ejemplo para muchos otros clubes modestos con historia. Osasuna, la salud, hace más de un siglo que lo sabemos, es la mejor receta para vivir el fútbol.”