La baja de Achraf obliga a Luis Enrique a repensar el dibujo
La temporada en una eliminatoria. Aunque probablemente sea injusto, los integrantes de la plantilla del PSG y su staff técnico saben que se les va a juzgar por el resultado de un cruce de cuartos que puede marcar la frontera entre una buena participación en la Champions League y una que estaría por debajo de las expectativas. Ganar la Ligue 1 -que la tiene encarrilada- y la Coupe -jugará la final frente al Lyon el 25 de mayo- se considera casi una formalidad debido a la diferencia presupuestaria entre el conjunto parisino y sus competidores en el fútbol galo. Y aunque es cierto que esta temporada el optimismo en el máximo torneo europeo era menor tras las salidas de Neymar y Messi, la sensación que se respira en el entorno del club es que ésta puede ser la última oportunidad realista de levantar el título teniendo en cuenta que Mbappé se marchará el próximo verano. Pese a que su futuro se encuentre en otra parte, el delantero internacional francés es orgulloso y quiere cerrar su historia en el Parque de los Príncipes con un broche memorable.
Achraf, una ausencia estructural. Luis Enrique tiene pocas bajas, pero dos de ellas se le acumulan en la misma posición, el lateral derecho. Achraf Hakimi está sancionado por acumulación de amonestaciones, generándole un gran problema al técnico asturiano. El marroquí no sólo ofrece una gran profundidad por el costado: en los últimos tiempos ha desarrollado una asombrosa capacidad para asociarse en zonas interiores, haciendo más complementaria su sociedad con Dembélé. El otro lateral derecho de la plantilla, Nordi Mukiele -de un perfil muy diferente- tampoco está disponible ya que tiene que guardar reposo por el protocolo de conmociones cerebrales tras haber sido sustituido en el partido ante el Clermont del fin de semana (1-1). La prensa francesa ha especulado con la posibilidad de que sea el central Marquinhos el que se desplace a ese costado e incluso se ha puesto encima de la mesa la opción de reciclar al joven Warren Zaïre-Emery, que ejercería un doble rol de lateral en fase defensiva y de interior cuando su equipo tuviera la posesión del balón. Lo que está claro es que ninguno de los dos se parece a Achraf.
Una plaza libre en ataque. Obviamente, Mbappé y Dembélé son fijos en la delantera, aunque lo que no está tan claro es su ubicación: los hemos visto partir desde las bandas pero también con mucha libertad por dentro. La tercera plaza del ataque está mucho más disputada. Bradley Barcola, el extremo ex del Lyon, fue titular en los dos duelos frente a la Real Sociedad, pero acaba de salir de una lesión. Luis Enrique puede apostar por un delantero centro puro como Gonçalo Ramos, por otro algo más móvil como Kolo Muani o por futbolistas más de tres cuartos de campo como Kang-In Lee o Marco Asensio. La elección de ese tercer hombre determinará también las posiciones de sus dos titulares fijos en esa zona.
Sin un medio centro de contención. Ante el conjunto donostiarra, el pivote puro Manuel Ugarte se quedó de inicio en el banquillo tanto en la ida como en la vuelta. Su fichaje fue muy bien valorado en los primeros meses de temporada porque aportaba ese equilibrio defensivo tan importante en un equipo plagado de jugadores creativos, pero parece que Luis Enrique ha encontrado un equipo ideal sin él. Vitinha, un portugués muy fino con el balón y de poca corpulencia, es el que ha venido jugando en la posición más retrasada del centro del campo, con Fabián Ruiz y Zaïre-Emery como interiores. Está por ver si el asturiano repetirá esta misma estructura en el Camp Nou.
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