La radiografía

La alargada sombra de Simone Inzaghi

Chivu no arranca en liga pese a la gran Champions. Cuatro derrotas en 12 jornadas de Serie A, tres ante rivales directos, alimentan las dudas acerca de la elección del técnico rumano, sin experiencia en la élite.

Cristian Chivu, entrenador del Inter.
MATTEO CIAMBELLI
Axel Torres
Actualizado a

Las dudas del proyecto Chivu. Es cierto que Inzaghi sólo ganó una liga en las cuatro temporadas que estuvo en el banquillo del Inter y que probablemente tuvo la mejor plantilla de Italia varios de esos años. Pero también lo es que alcanzó dos finales de la Champions, rozando especialmente el título en aquella que le compitió de tú a tú al Manchester City en 2023. Su fichaje por el Al-Hilal provocó un terremoto que no se consiguió reparar con el nombramiento de su sustituto: un Cristian Chivu que había dejado un gran recuerdo como jugador pero cuya experiencia como técnico era modesta. La eliminación en los octavos de final del Mundial de Clubes ante el Fluminense alimentó esas dudas. Y ahora, aunque en la Champions lleve cuatro victorias en cuatro partidos (con un calendario bastante amable), sus resultados en la liga contribuyen a que exista la sensación de que el proyecto no acaba de arrancar. Contra los rivales más directos ha perdido siempre: 4-3 ante la Juve, 2-1 frente al Nápoles y, más doloroso aún, 0-1 en el reciente derbi frente al Milan. La igualdad imperante en la presente Serie A hace que su situación en la tabla no sea dramática: es 4º a tres puntos de la Roma, líder sorprendente. Pero cuatro derrotas en 12 jornadas son demasiadas.

La necesidad de reaccionar. El tropiezo ante el eterno rival hará que el Inter salga con el cuchillo entre los dientes, deseoso de devolverle a su hinchada parte de lo que le quitó el fin de semana. Fue una derrota cruel porque disparó más que su adversario, tuvo más posesión y falló un penalti (algo rarísimo en Çalhanoglu, uno de los mayores especialistas del mundo). Acusó la ausencia por lesión de Dumfries, un infortunio que, unido al de Darmian, obligó a Chivu a situar a Carlos Augusto, que es zurdo, como carrilero derecho. Es algo que podría tener que repetir en el Metropolitano. Tampoco estuvo Mkhitaryan, lo que propició la titularidad del interesante Sucic, un centrocampista croata llegado del Dinamo de Zagreb al que se augura un futuro prometedor. Jugó los noventa minutos, pero quizá Zielinski, más experimentado, le sustituya en Madrid.

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Las apariciones ofensivas. En la confección de la plantilla de esta temporada destacó la incorporación de Akanji, en su día pieza importante en el histórico City de la 22-23. Permite al equipo defender un poco más arriba si es necesario y es muy dominador en el juego aéreo. Pero quizá las mejores noticias estén en el ataque, donde a Thuram le ha salido competencia y ya no es el indiscutible acompañante del fijo Lautaro. El francés Bonny, que hizo un buen año en el Parma el curso pasado, es una apuesta de futuro que empieza ya a dar rendimiento. Responde a un perfil parecido: poderoso, bueno al espacio y solidario en el esfuerzo y a la hora de asistir. La otra alternativa ofensiva es el joven Esposito, que en pocos meses ha pasado de jugar en la Serie B con el Spezia (anotó 17 goles la temporada pasada) a debutar con la selección italiana firmando tres tantos en sus cinco primeros encuentros como internacional absoluto. Pese a su altura (mide 1,91 metros), es capaz de moverse muy coordinado y con un buen nivel técnico que le permitió jugar como mediapunta en su época formativa.

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