Kaiserslautern en Donostia
El primer error del Barça no fue táctico sino de diseño. ¿cómo se puede salir a jugar de amarillo con lo bonito que es el uniforme de la Guardia Suiza? Al menos vestirse de naranja Cruyffista. Así fue como jugamos en Kaiserslautern en la Copa de Europa del 92, nuestra entrada en la aristocracia europea. Nada hubiese sido igual si Bakero no hubiese rematado de cabeza aquel centro de Koeman en el último segundo, ya casi eliminados. El remate con la testa de Araújo en el Reale Arena no nos ha dado el título liguero, como hace 31 años el gol de Bakero no nos hizo campeones (hubo que esperar a que se invirtiesen los papeles en Wembley) pero todos sabemos que repetiremos título nacional gracias a ello.
El Barça y el Madrid no solo se distinguen por el color de las camisetas, blanco y oscuro (sigo viendo los partidos en blanco y negro) sino por el final de cada partido. Los merengues ya dan por descontado el gol de la victoria en el último centro. El Barça tiene que trabajárselo mucho más. Aún no hemos ni atravesado el ecuador de la competición y ya es evidente que repetiremos Liga. El desenlace en San Sebastián no deja lugar a dudas. Xavi es la transmutación de Cruyff. Él también consiguió que en Tenerife y Riazor el Barça saliese campeón en el último segundo, allí donde siempre triunfaba el Madrid.
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