Julián Alvarez, la estrella de una noche de ilusión como las de antes

Uno de los primeros recuerdos de verano que tengo del Atleti es aquel Villa de Madrid del 92 en el Calderón. Fue contra el São Paulo, que yo no tenía ni idea de que era un equipazo, campeón de la Libertadores, pero lo importante allí era el Atlético. Aquel partido, año tras año, servía como la presentación del equipo ante la afición. Y allí estaban Luis, Futre, Schuster, Manolo, ya adorados, y el fichaje estrella, Luis García, el mexicano que se estrenó con gol e ilusión. También se homenajeó a Solozábal y López, campeones olímpicos como ahora lo son Iturbe, Barrios y Samu.

El Villa de Madrid desapareció, y ojalá volviera algún día, pero la afición disfrutó de una gran Noche de Bienvenida para jalear a sus nuevos jugadores y jugadoras, que alucinaron con el recibimiento. Le Normand, a quien pocas cosas le intimidarán ya en el fútbol, salió desde un córner mirando a todas partes y resoplando. ¡Uff! La llegada al equipo de Julián Alvarez, terremoto mundial e ilusionante como pocos fichajes en las últimas décadas, pedía una fiesta colchonera así.

La Araña, que hizo temblar el Metropolitano cuando apareció, es la guinda del pastel que completan un campeón de la Eurocopa, el casi-pichichi de la última Liga que ya ha marcado y el pitbull, quizá el menos conocido del cuarteto, pero que se ha ganado a la gente con su paciencia para ser rojiblanco. Junto a ellos, las ocho nuevas caras del Femenino. En 1992, el Atleti ganó 2-0 y se declaró el estado de optimismo en el Calderón. Este miércoles no hubo goles, pero sí ovaciones, cánticos, aplausos... y una ilusión desbordante ante una temporada que puede ser apasionante.