Isco diferencia al Betis del Sevilla

Genio y figura
En el Villamarín se anunció el cierre de una era. Al menos, eso pareció. El Betis puso fin a una racha tan negativa como dura de 12 derbis sin conocer la victoria en Liga y lo hizo a su manera. Precisó de una remontada, labrada a través de un ejercicio de madurez futbolística y calidad que distinguió la actual realidad de ambos equipos. Uno ha apostado por el talento, el otro ha limitado su potencial hasta niveles insospechados por una política deportiva más que dudosa. Los onces con los que comparecieron Pellegrini y García Pimienta dan cuenta de la diferencia entre Betis y Sevilla, escenificada en la figura de Isco (32 años), que salió rebotado del Sánchez-Pizjuán para recuperar su fútbol y convertirse en el director de orquesta verdiblanco. Su incidencia quedó concretada, una vez más, en el derbi. El mediapunta controló los tiempos, mejoró cada jugada que pasó por sus botas —tres ocasiones creadas, 18 pases en el último tercio...— y resultó determinante con la asistencia genial que propició el 2-1 de Cucho Hernández. Con él en el campo, el Betis jugó; sin él, se defendió con orden. Al margen de más matices relevantes, como el despliegue de Cardoso, la personalidad de Jesús Rodríguez y la movilidad de Cucho, Isco trascendió para subrayar la distancia entre los dos equipos. La exigencia se ha diluido en el Sevilla mientras la ambición del Betis ha crecido.
El compromiso
Mestalla será la salvación del Valencia. Lo dicen las sensaciones y los números. El nuevo triunfo ante el Mallorca, no exento de sufrimiento, dispara su porcentaje de puntos logrados como local sobre el total al 77%. Son cinco victorias en los seis últimos partidos, bajo una alianza creciente con la grada, que no falla a sus jugadores. Y los futbolistas están devolviendo ese aliento. André Almeida (24 años) es un caso singular en este renacimiento del Valencia. Relegado por Baraja, la llegada de Corberán le ha devuelto el sitio y el portugués ha respondido con compromiso y regularidad. No ha perdido ni la elegancia ni el atrevimiento que definen su juego, pero ha visto que requería del máximo rigor para ayudar a su equipo a salir de una situación apuradísima. Contra el Mallorca robó el balón a Darder, condujo con finura y puso a Diego López en la dirección del gol. A excepción de Mosquera, fue el jugador que más recuperaciones sumó (5), pero también el que más hiló el fútbol en zona de tres cuartos disfrutando de esa posición en la que se mueve por delante de Barrenechea y Javi Guerra. Fue una actuación responsable y necesaria de un jugador del que se tiene una percepción equivocada. André Almeida va sobrado de clase, pero voluntad y sacrificio tampoco le faltan.
Especial para todo
Como buen portero argentino, a Augusto Batalla (28 años) le gusta exhibir ese talante potrero, inculcado en la esencia del país americano. En el Alavés-Rayo (0-2), después de detener el penalti a lo Panenka de Joan Jordán, le vino a decir que “eso a mí no”. No solo paró el lanzamiento, sino que se regodeó en ello. Se le puede reprochar esa actitud bravucona, incluso resultan más discutibles sus continuas exageraciones y pérdidas de tiempo, pero lo que parece meridiano es que su jerarquía da de comer al sueño europeo del Rayo. Es el portero con el porcentaje de paradas más alto de LaLiga, un 75%, con 74 intervenciones realizadas.
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