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Hoy estamos de bajón

La quinta jornada de competición de los Juegos Olímpicos de París 2024 produjo un tremendo bajón en las expectativas españolas. No todo el recorrido fue malo, por supuesto, porque en esta primera mitad se disputan muchas fases de grupo por equipos, en las que España alterna su alta presencia con rendimiento diverso. Este miércoles hubo victorias de mucho mérito de las Selecciones femeninas de fútbol, baloncesto y waterpolo, y de las masculinas de balonmano y hockey hierba. Igualmente hubo triunfos de Carolina Marín y Carlos Alcaraz en sus cuadros individuales. Siempre hay alegrías. El problema vino cuando hubo que convertir las expectativas en medallas tangibles. Ahí se desmoronó el castillo.

La mañana había sido fantástica. Mar Molné y Fátima Gálvez, que llegaba a París como la número uno del ranking mundial, se clasificaban primera y segunda para la final de foso olímpico. Dos bazas firmes, y ambas en racha, entre seis aspirantes. Los augurios empujaban a pensar incluso en un doblete. ¿Por que no? En paralelo, dos judocas avanzaban hacia sus opciones de podio: Tristani Mosakhlishvili, más conocido como Tato, por la vía del oro, mientras que Ai Tsunoda entraba por repesca hacia el bronce. InclusoMiren Lazkano se metía en la final de eslalon C1, aunque en su caso con menos opciones. Todas esas torres fueron cayendo con impotencia en una aciaga tarde, de una en una. Lo que apuntaba a un par de medallas se convirtió en cuatro diplomas, que visten mucho, pero consuelan poco. Bueno, en realidad fueron cinco, porque Alberto González había sido octavo en el polémico triatlón matinal, aunque este sí era un resultado por encima del pronóstico.

El bajón anímico no sólo se produjo por lo que ‘pudo ser y no fue’, sino porque esta vez sí se han descabalgado las cábalas que conducían al récord de Barcelona 1992. Hasta la fecha podía haber cierta ansiedad por la falta de medallas, pero las cuentas aún salían. En realidad, no había fallado ninguna bala de las gordas. Fran Garrigós conquistó la suya. Y el resto eran disparos que podían salir o no: Maialen Chourraut, Miquel Través, Alberto Fernández… Lo de este miércoles fue diferente, porque la opción de Gálvez, o incluso la de Tsunoda, sí se contabilizaban entre las fijas. Para colmo, la eliminación del dobles Nadal-Alcaraz, la pareja que mejor representa el carácter español, puso la puntilla al miércoles negro. Hay todavía mucho camino para remontar, sin duda. Pero hoy estamos de bajón.

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