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Homenaje a los Collerenses

Hubo una época en nuestro país en la que teníamos tan marginado al fútbol femenino que soñar con el título que se ha conseguido ahora era una auténtica utopía. Los periodistas tenemos gran parte de culpa en este asunto, así que haremos bien en asumirla y reflexionar sobre los motivos que nos han llevado a prácticamente excluir de este juego que nos apasiona a la mitad de la población. Hubo gente, en cambio, que remó a contracorriente y que puso los cimientos de los éxitos que ahora disfrutamos. Hoy quiero hablar de ellos. Usaré el ejemplo del Collerense, pero afortunadamente hubo más. Sirva este artículo para homenajear a todos los Collerenses.

En Palma hay un barrio llamado Es Coll d’en Rabassa en el que viven unas diez mil personas. Su club de fútbol es la Unión Deportiva Collerense, cuyos orígenes se remontan a 1967. En 1999 crearon su equipo femenino, y en 2009 alcanzaron la máxima categoría nacional, erigiéndose en el primer club mallorquín que lo lograba. Hoy sigue siendo el único que lo ha conseguido. Permanecieron en la élite durante siete años y se convirtieron en la referencia del fútbol femenino en la isla. Por sus filas pasaron dos campeonas del mundo que fueron titulares en las rondas finales: la portera Cata Coll y la atacante Mariona Caldentey. También jugaron en el Collerense otras dos jugadoras importantísimas: Patri Guijarro, decisiva en la última final de Champions League que ganó el Barcelona, y Virginia Torrecilla, todo un emblema de nuestro fútbol. Aunque varias de ellas se formaron en otros clubes antes, su paso por Es Coll d’en Rabassa catapultó su carrera. “Si en la isla todos los niños futboleros quieren jugar en el Mallorca, en esa época todas las niñas querían hacerlo en el Collerense. Era la referencia”, me asegura la periodista Elena García, que siguió ese fenómeno muy de cerca.

Tras la marcha de las mejores jugadoras, el club inició un declive que lo ha llevado a encontrarse ahora en la cuarta categoría nacional. Pero puede sentirse orgulloso de haber aportado, como otras entidades que apostaron por el fútbol femenino cuando casi nadie lo hacía, su granito de arena al título mundial.