Historias de la radio (y de Luis Suárez)
La preguntita se las traía: “¿Quién fue el delantero centro que marcó el primer gol oficial en el antiguo campo del Club Ciclista de San Sebastián cuando se inauguró?”. Pero la respuesta ha pasado a la historia del cine español: “¡Yo, Anselmo Oñate, Pichirri, en 1915!... ¡Y de penalti!”. El gran Juanjo Menéndez locutaba el dificilísimo interrogante en un concurso radiofónico, con su mejor cara de pícaro, para que el participante no se llevase el premio, pero Alberto Romea, que interpretaba a un viejo maestro de pueblo que buscaba dinero para curar a un niño enfermo de su escuela, resultaba ser el goleador imposible. Con permiso de Pelé y su chilena en Evasión o victoria, esta antológica secuencia de Historias de la radio, de José Luis Sáenz de Heredia, que se estrenó en 1955, cuando Luis Suárez empezaba a destaparse en el Barcelona, es mi momento favorito de fútbol en el cine.
Este año, con mi Espanyol en Segunda, no vamos a tener derbi barcelonés, y tampoco vamos a disfrutar de la sabia retranca de don Luis en el Carrusel de la SER. Allí, año tras año, abrumado por la habitual superioridad deportiva del Barça y la apabullante mayoría de comentaristas (y, sin embargo, amigos) culés, un servidor, perico en minoría, conectaba con el maestro por su capacidad para vislumbrar lo que iba a suceder en el campo antes que nadie. Era el toque Suárez, el mismo golpeo genial que usaba en el campo para botar las faltas y poner balones en largo, era el que, con su inconfundible acento galaicomilanés, ponía el estudio patas arriba, incluso para llevar la contraria a sus coequipiers, dando alivio al periquito solitario de las retransmisiones.
Don Luis ya está con su paisano coruñés Amancio Amaro en el cielo, donde volverán a jugar viejos clásicos, finales de la Copa de Europa y a ganar Eurocopas. Mientras, aquí abajo, una pregunta seguirá sonando en la radio… ¿Quién fue el primer y hasta la fecha único Balón de Oro español masculino de la historia? Y escucharemos al maestro contestar con su toque certero y socarrón: “¡Yo, Luis Suárez Miramontes, El Arquitecto, en 1960!… ¡Y en el Barça!