Hacerse madridista de verdad
Estaba esperando este momento, el más adecuado. Bellingham lleva nueve meses en el club merengue y todavía no había escrito ni una línea sobre él en mi modesta columna de opinión. Pero hoy no me puedo resistir. Porque esta noche tiene que hacerse madridista de verdad. Es decir mostrar de la más brillante de las maneras el porqué lleva ahora la camiseta blanca y el porqué debemos confiar en él siempre. Le hace falta un día maravilloso que marque profundamente a los espíritus, algo que le permita entrar en la memoria colectiva del madridismo. Algo como lo que hizo Zinedine Zidane con su maravilloso gol en la final de la Champions en el 2002, en su primera temporada en España. Aquella noche supimos que Zizou sí que había nacido para jugar en el Madrid y que nunca se movería de nuestros corazones.
Es honesto reconocer que Bellingham fue el peor del equipo la semana pasada en el Bernabéu y decepcionó a todos. Se le vio fuera del partido y demasiado nervioso con el árbitro. Por supuesto que tiene derecho a fallar la ida de unos cuartos de la Copa de Europa pero si, y únicamente si, se hace grandioso en la vuelta y permite que el Madrid se clasifique. Igual que Rafa Nadal que, justo después de una doble falta, gana un juego con un saque directo. Hoy tiene que ser un gran día para Bellingham. Para que mañana también lo sea.